Igual que todos los años por estas fechas se anuncian subidas y bajadas en los precios de los servicios y productos que, en más o menos, afectarán a los bolsillos de la mayoría. Puede que en esta ocasión y debido a las promesas electorales del Gobierno, el balance total de expectativas sea, en teoría, ligeramente más positivo, pero las experiencias anteriores en este sentido y la realidad circundante hacen pensar que todo acabará siendo como siempre y que el poder adquisitivo tan mermado por la crisis y las desdichadas medidas de recortes de Rajoy continuará cayendo o seguirá estancado en el mejor de los casos, pese a lo que se diga desde un PP que gobierna, sin despeinarse, para elites y oligarquías -políticas, financieras, empresariales?- y que solo se acerca a la gente de la calle en épocas electorales para pedir el voto a cambio. Claro que ya a pocos se engaña.

Pero a lo que vamos: entre lo que va a subir está el salario mínimo, unos seis euros al mes que es lo que este Gobierno entiende por justicia social. También puede que suban los sueldos medios, los de entre 20.000 y 40.000 anuales, debido a los nuevos tipos de IRPF que formaban parte de la campaña electoral, aunque tampoco se notará demasiado: unos 20 euros al mes en el mejor de los casos. Los salarios de los empleados públicos se incrementarán un 1 por ciento, andará por un 1,5 por ciento en las empresas privadas. Y en cuanto a los precios de los servicios, Movistar ya ha empezado a anunciar la subida de no menos de 3 euros mensuales en las facturas del ADSL y de Fusión, lo que seguramente será copiado por el resto de las compañías de telefonía. Es muy posible igualmente el alza de los seguros automovilísticos pues las aseguradoras tendrán que incrementar sus indemnizaciones, lo que repercutirá en lo que se paga.

Luego está lo que sigue igual, ni sube ni baja, como las subvenciones a los parados, incluso de larga duración, que continuarán como hasta ahora, lo mismo que las pensiones con ese ridículo 0,25 por ciento de incremento anual. Tampoco se prevén alzas habituales en esta época de servicios como los combustibles o el transporte urbano público. Lo cual derivará en que el IPC se mantendrá por la senda de contención en la que lleva años discurriendo.

En cuanto a las bajadas, más simbólicas que reales, están previstas las del gas natural, el butano, el agua y la luz, pero de las compañías eléctricas, nadie se fía ni aunque sea verdad, pues la gente lo que sabe es que cada mes paga más en su recibo. Puede que siga bajando el euríbor y ello repercutirá en las hipotecas, un mercado que parece que algo se va animando. Pero en lo que el Gobierno pone más énfasis, claro, es en una supuesta bajada de impuestos, que ya veremos si se nota algo o nada. Aparte del IRPF, como ya se ha visto, se congela o reduce una de las tasas más caras, la del IBI, en diversas ciudades, Zamora entre ellas, cuyo Ayuntamiento, de IU-PSOE, ha prescindido, además, de las tasas de basuras.

Como consecuencia: baja aun más credibilidad de Rajoy y sube el deseo de cambio.