Esta misma semana, el día 4 de diciembre, en la víspera del gran puente festivo de la Purísima, se inicia la campaña electoral, una de las más apasionantes dados los aires de cambio cierto que se respiran en el país tras más de tres décadas de bipartidismo absoluto, y una de las más inciertas también pues los viejos partidos, PP y PSOE, se resisten como gato panza arriba a dejar de chupar del poder absoluto, ese que corrompe absolutamente, y por detrás los jóvenes y emergentes partidos, Ciudadanos y Podemos, vienen pisando muy fuerte, dejando sentir su aliento en el cogote de sus adversarios políticos, sobre todo el partido centrista de Rivera que o será presidente del Gobierno, o decidirá quién lo es.

En realidad se lleva en campaña todo 2015, y la gente, que está ya harta, lo que quiere es que el 20D pase de una puñetera vez. Que sea leve lo que nos espera, aunque no lo será. Recuerdan mucho estas elecciones a aquellas otras ya lejanas de 1982, cuando en las urnas quedó barrida UCD y el cambio se hizo total, aunque ello no suponga, ni muchísimo menos, que eso es lo que vaya a ocurrir ahora. Que el PSOE sobreviva y aún cuente tras el paso de Zapatero por La Moncloa ya es un éxito para los socialistas que se veían desahuciados, aunque algunas encuestas les pronostiquen un tercer lugar y gracias, tras PP y Ciudadanos. Pero el castigo que puede sufrir el PP sí que hace pensar casi en el mismo que Felipe González infligió al partido de la transición, algo que todos vieron venir menos la propia UCD.

Todos van a ir a por todas en la campaña que se avecina, de modo que por estos lares, y junto a los candidatos locales, aparecerán algunos líderes o cabecillas de los partidos para dar los consabidos mítines ante sus seguidores y soltar algunas frases que sirvan de titulares a los medios, si bien hay que esperar que no resulten tan desafortunadas y agresivas como las que se escucharon en Zamora en los pasados comicios municipales y autonómicos. Hay que controlarse y no dejarse llevar por los nervios. De todos modos, en las generales la televisión es más utilizada y eficaz que los mítines. En cuanto a lo que ofrece cada cual en su programa electoral, pues ya se sabe sobre poco más o menos, y eso es lo que van a vender. Solo que esta vez junto a la mercancía de PP y PSOE aparecen Ciudadanos y Podemos, que buscan con afán y muchos apoyos que el tercer hombre de la provincia en el Congreso sea el suyo.

Y las perspectivas parecen existir. Se trata de quitar a base de votos el segundo diputado nacional que siempre ha tenido el PP para darle ese escaño a un representante del cambio. Braulio Llamero, periodista y escritor tan conocido, ha asegurado que si llega al Congreso será allí la voz de la provincia, de sus carencias, necesidades y problemas. En el inútil Senado, con listas abiertas, hay posibilidades también, ante el bipartidismo caducado e inoperante. Y lo mismo vale, y muy especialmente, para Ciudadanos, que sigue en pleno auge. Por supuesto que puede que al final todo siga igual, con PP y PSOE en las cámaras, pero ello supondría que Zamora también seguirá igual, como siempre, de mal. Los zamoranos deciden.