Por si tuviera poco el Ayuntamiento de Zamora con la herencia dejada por los anteriores gobiernos locales del PP: el pago, recurrido ante el Tribunal Constitucional, de unos cinco millones de euros de indemnización por la anulada operación de compra del tristemente famoso inmueble municipal que se quedó en proyecto -pues su adquisición hubiese resultado infinitamente más gravosa aún-, el nuevo alcalde de la ciudad se encuentra ahora con otro marrón semejante, de la misma o parecida envergadura y tan heredado, igualmente, como la situación que Rajoy heredó de Zapatero, por poner un ejemplo.

Nada menos que 20 millones de euros piden los concesionarios de la zona azul y aparcamientos subterráneos, también como indemnización, al Ayuntamiento de la capital condenado por el Tribunal Superior de Castilla y León por no acatar la sentencia y no licitar los servicios públicos anulados en 2006. Ya es sabido que la Corporación zamorana pierde prácticamente todos los pleitos. Es casi como una tradición. Así que el nuevo equipo de Gobierno municipal ha decidido licitar ya la ORA y los "parkings" que, aun sin contrato al quedar anulado por los tribunales, ha seguido explotando la empresa concesionaria. De todos modos, la cantidad que se pide como compensación parece a todas luces exagerada hasta la desproporción, por lo cual se va a intentar rebajarla lo más posible. Pero el alcalde, Guarido, quiere que quede claro, porque puede que haya que subir las tarifas de estacionamiento en zona azul, que este asunto es otra herencia de los anteriores alcaldes, Vázquez y Valdeón, que fueron los que causaron el problema que a ellos les toca resolver. Y pide que el PP asuma la responsabilidad política. Más valdría, desde luego, que andar presumiendo encima de haber dejado una situación económica municipal desahogada cuando los datos parecen demostrar lo contrario. Así que: auditoría ya.

Menudas herencias más envenenadas. Menos mal que no pagan impuestos de sucesiones, porque la ruina sería aún mayor. Desde que hace un par de años, la Junta de Castilla y León, pasó del casi cero al casi infinito en esta materia, situando ese tributo entre los cinco más altos de España, hay cada vez más gente que renuncia a lo que le dejan en herencia. Lástima que el Ayuntamiento de Zamora no pueda hacer lo mismo y tenga que pechar y pagar las caras consecuencias de una mala y larga gestión. A otras sucesiones parecen prestar atención los del PP, atrapado ahora en las sucesiones y promociones de sus cargos, para lo cual, como es comentario generalizado, parecen contar más los fracasos que los éxitos.

A expresidentes regionales derrotados en las urnas se les cobija en el Senado, a quien pierde para el PP las cuatro alcaldías más importantes de su provincia se le da un puesto nacional; a quien fracasa como alcaldesa de una pequeña ciudad se le nombra vicepresidenta de la Junta; a quien coordina la mala campaña electoral, presidenta de la Diputación, y así. Solo una excepción: la designación de Rafael López como gerente de Sacyl. Un veterano profesional, curtido en mil problemas, conocedor de la situación, que debe ayudar a mejorar la decadente sanidad pública de una región despoblada y envejecida.