Ante la actitud social que suelen adoptar como respuesta y solución de los problemas plateados por la vida ciertos grupúsculos de intelectuales, nunca he dejado de sorprenderme. La otra mañana, cuando vuelvo a casa del paseo matutino entre la niebla y el frío, con la firme intención de sentarme al brasero y leer el periódico con tranquilidad antes de comer, me esperaba lo inesperado en una carta de mi amigo Ramón, un granadino que no acepta los nuevos modos de los correos electrónicos porque son inmediatos y eso da vértigo, así sus misivas tardan varios días en llegar, pero indefectiblemente llegan.

En la carta que acabo de recibir, después del largo prolegómeno de saludos familiares y nostálgica referencia a la determinación de dejar Granada por Benavente -aunque entiende que vivo disfrutando de los paseos por el Paraíso Terrenal que son los Jardines de la Mota-, pasa a contarme que algunos ilustrados personajes pretenden obviar el 2 de enero, Día de la Toma de la Ciudad por los Reyes Católicos. Expone, con palabras pesimistas e indignadas, como un grupo llamado Granada Abierta, quiere cambiar el Día de La Toma, por el Día de Mariana Pineda; tachando de sectaria, anacrónica y excluyente una tradición que forma parte de la historia de la ciudad.

Con pasión explica: estos personajes -a los que alcalde Díaz Berbel, dijo: "que se pongan un turbante y se vayan a Marruecos"-, deberían considerar que Granada se entregó pacíficamente junto a la rábita que hoy día es la Ermita de San Sebastián; que desde que Muley Hacen y su hermano el Zagal, ordenaron la matanza de los Abencerrajes y la subsiguiente guerra civil de Boabdil y su tío el Zagal, por el trono, debilitaron y destruyeron el reino granadino; que desde que Hernán Pérez del Pulgar, clavó el Ave María, en la puerta de la Gran Mezquita -donde hoy reposan sus restos-, el Rey Chico, supo que eran los cristianos los que dominaban la ciudad; sabemos que, desde el primer festejo, participaron los musulmanes de la ciudad. Cierto es que muchos años después, el sectarismo de esta gente y los problemas sociales que causaron produjeron su expulsión.

Es inaudito que hoy día, cuando estos sectarios, criminales en nombre de su fe, están asesinando miles de cristianos, aquí tengamos que aguantar a personajes de la incultura -cultura viene de cultivo-, de nuestro país, haciendo proselitismo moro, esto es más que una atrocidad.

Recordemos que había una hermosa ciudad romana al estilo de Palmira que se llamaba Elvira, y fue potenciada por los bárbaros de Asia que llegaron después, pero fue destrozada hasta no quedar huella por los sectarios musulmanes.

Los godos, un pueblo bárbaro que pobló la península, después de derrotar a la potencia Romana, acepto aprendiendo lo útil y practico de su saber y se inculturó -como se dice ahora-, desarrollando Cortes y emitiendo varios códigos de leyes. ¿Pero los árabes, cuántos templos destrozaron para conseguir los cientos de columnas de la Mezquita de Córdoba? Indudablemente fueron un desastre para el arte romano y godo, no respetaron ni las campanas de Santiago.

Mi querido amigo, hoy recuerdo con nostalgia aquel lejano día cuando celebramos el poemilla que titulaste 2 de enero. Tal vez, algún día, será recuerdo de una efeméride celebrada; decía: En aquel invierno frío,/ en las aguas del Genil,/ lágrimas de Boabdil,/ pasaron por tu plantío./ En la corriente del río,/ navegando hacia la mar,/ en un triste lamentar/ clamaban por el bajío:/ ¡Granada, está libre ya!/ ¡La Vela, luciendo está/ una campana cristiana!!/ ¡La Alhambra, ya no es sultana/ de una Isabel, Castellana,/ es su dama principal!!

Espero que este verano, cuando pase por Benavente, disfrutemos el paisaje tras los ventanales del precioso parador de tu pueblo.