Leemos en «La Opinión-el Correo de Zamora» jueves 24 de abril. «Sacyl crea las 7 nuevas plazas sanitarias en la capital y suprime 17 en los pueblos.

Cinco médicos y dos enfermeras más en la capital, once galenos y seis ATS menos en la provincia y otras 51 zonas que cambian su configuración, 19 médicas y 32 de enfermería». No aparece una plaza de médico de Corrales que se va a suprimir en cuanto se jubile su titular.

Pasamos por cualquier pueblo a la hora anunciada para las visitas sanitarias. Vemos a personas mayores unas con muletas y otras también, tapadas con abrigos o con una manta , esperan que llegue médico o enfermera y los atienda unos minutos. Mucho no porque son cuantiosos los que aguardan y en otros pueblos ya está la gente por las calles camino de la consulta. Son personas mayores que andan con dificultad y con frío o calor, van como pueden, pues habitualmente viven solas y tienen que amañarse por su cuenta para llegar al lugar de la consulta. Las recetas que suelen ser muchas, unas veces las llevan los mismos sanitarios a la farmacia más próxima y luego el farmacéutico se las acerca al pueblo o bien una persona del pueblo las recoge. En otras ocasiones el farmacéutico es quien las busca y luego las trae. Digamos que en este sentido el sector Farmacia ha espabilado más, se ha concienciado más de la situación de los pueblos y ha abierto casi en cada uno un centro con medicamentos. Y además atienden bien y casi todos los días y todo el día.

La Junta de Castilla y León, después de muchos estudios, informes, medias, medianas, proporcionales, ajustes, repartos, se quedará tan pancha con este recorte, reajuste , arreglo, luego de haber acumulado el céntimo sanitario año tras años y que salvo raras excepciones no va a devolver. De nuevo son los pueblos los que pierden médicos o médicas, enfermeras o enfermeros. Esto se llama atención primaria a la población rural, preocupación para que las comarcas no se despueblen, desvelo para que la gente no huya a las ciudades en busca de mejor asistencia sanitaria. Esto se llama priorización, dentro de todos los problemas posibles, por la población en edad de riesgo como son los mayores grupo mayoritario en nuestros pueblos. Esto se llama preocupación por evitar el desarraigo en la última etapa de la vida. Ya solo falta que los médicos sigan a rajatabla las instrucciones y receten poco para no gastar o genéricos para ahorrar más todavía. Así morirán antes y dejarán de cobrar la pequeña pensión. No es extraño, por contradictorio que sea , que haya ayudas para poner en cada pueblo un tanatorio y falten para mejorar la sanidad. Así quedarán antes vacías las pocas casas abiertas, así quedarán baldíos antes los huertos y campos que apenas se cultivan, así por las calles dejarán de transitar las gallinas que en libertad salen y que aún cantan en los corrales de esas ancianas y ancianos a los que se niega, médico, enfermera, medicinas cuando vuelven a poner el huevo. Se reestructura todo ¿para qué?

Me comentaba a una médica de atención primaria con saber y sentido común, que resulta mucho más económico y sobre todo más saludable mandar pañales abundantes y de excelente calidad para mayores o niños en cantidad que no gastar en curar llagas y hospitalizaciones.

Nuestro mundo rural está de enhorabuena y nadie dice nada. ¿Dónde está la voz de los senadores, diputados, procuradores, el Defensor del Común? ¿Porqué no acuden a los pueblos a explicar esto? Son nuestros mayores que necesitan no solo quien los mire, recete, sino también quien los contemple y administre la medicación. A veces no saben distinguir y otras no aciertan con las horas. Y medicamentos consumen y no pocos. Tomando como ejemplo Villar del Buey (todo el municipio 700 habitantes ), Pasariegos (58 habitantes ), Roelos de Sayago (184) y Salce (116), todos para un médico y según censo de 2013 con algunas variaciones encontramos una población que necesitaría 3 médicos, tres enfermeras, tres auxiliares para acercarnos algo a una sociedad de bienestar en atención sanitaria. Eso se llamaría una atención primaria algo buena, no excelente. Y los especialistas en la capital o centros comarcales que ayuden más en frecuentes análisis a los médicos de familia, haciendo converger en estos muchas informaciones y resultados continuos sobre el estado de salud de la población, de las personas y no sobre el estado de las enfermedades y las cartillas. No soy político, ni administrativo, ni sanitario. Un simple entendido en comunicación y conocedor en algo del mundo rural y las personas mayores. Me duele esta nueva poda de atenciones, la vuelta al reparto proporcional, a un pollo y dos muertes («La Opinión» 15-4-2014 p. 15 ).