Y más cuando la sombra del fracaso acecha de manera tan intensa y reconocida. No las tienen todas consigo, tras lo que pasó con el paro de los funcionarios, y eso que eran los más directamente afectados por las medidas de ajuste, así que mucho menos ahora. De modo que en ello están, caldeando el ambiente y tratando de convencer al personal, y más con lo que les ha caído encima con el palo de una Esperanza Aguirre decidida a reincorporar al trabajo a 2.000 de los 3.500 liberados que tiene la comunidad de Madrid, y el peligro evidente de que la decisión pueda extenderse a otras administraciones regionales gobernadas por el PP, que los del PSOE, pese a la huelga general que les han metido, se sienten hermanados con los sindicatos.

Más importancia conceden de todos modos al paro del día 29 y al mismo se destinan la mayoría de los esfuerzos y recursos propagandísticos en los centros de trabajo y en los medios. Pero es en este sector de la comunicación donde pueden encontrarse opiniones y declaraciones de lo más singular incitando a la huelga general sin excepciones y con razones desde las más domésticas a las que pretenden ser más trascendentes. Así, un dirigente sindical andaluz que ha pedido que ese día los abuelos no atiendan a sus nietos y se sumen de ese modo a la huelga. A lo que alguien ha replicado desde el otro lado de la cuestión que por lo mismo las mujeres de los huelguistas se declaren en huelga también y ese día no hagan la comida, por ejemplo. Y luego están otros como esos que recuerdan ahora el importante papel que jugaron los sindicatos en la transición de la dictadura a la democracia. Que así fue, en efecto, y nadie lo niega. Pero hubo mucha más gente jugando ese importante papel, empezando por el Rey y el presidente Suárez, pasando por los medios de comunicación, volcados en ese empeño común, hasta llegar al mismo pueblo que puso en ello toda su ansia de libertad. Sin olvidar a quienes tenían el poder antiguo en la mano, respaldados además por el Ejército, y que sin embargo no se enrocaron en sus posiciones y dieron el visto bueno a la reforma política que precedió a los pasos siguientes. Mérito de todos, pues, por lo que su utilización ahora como argumento a favor de la huelga parece un tanto extemporánea.

En cuanto a lo de los liberados sindicales, pues no han faltado tampoco los argumentos de quienes defienden su labor y su dedicación, aunque esos argumentos suelen partir de los propios liberados, sin duda preocupados porque el ejemplo de Aguirre pueda repetirse. Por lo pronto, el presidente de Galicia ha afirmado que hay que reflexionar sobre el tema y sobre si son necesarios tantos y tantos liberados en una época de gran crisis y gran paro, cuando más se necesita de la contención en el gasto público. Pero en Castilla y León la Junta ya ha asegurado que ni se plantea el caso pues en la Administración regional solo existen apenas 1.000 liberados sindicales a los que pagan los castellano-leoneses, lo que estiman una cifra correcta. Viva la corrección? política.