Madrid vivió en la víspera de San Valentín una romántica pero también movida cita con el cantante italiano Eros Ramazzotti, quien tras cinco años de ausencia regresa a España con su último disco, "Alas y Raíces".

En un Palacio de los Deportes con el cartel de no hay entradas y a rebosar, sobre todo de parejas y treintañeras, Eros ha salido al escenario con puntualidad más británica que italiana, ataviado sin alharacas: vaqueros, camiseta, su voz y a ratos su guitarra en un concierto en el que el ingrediente espectacular lo ponía el montaje visual diseñado por el Circo del Sol.

"Me gusta estar aquí con ustedes, estoy muy emocionado, vamos a hacer mucha música juntos", ha dicho Ramazzotti al público tras su original llegada al escenario, en un contenedor de carga que ha descendido del techo mediante poleas y, tras abrirse, ha revelado al artista en su interior, acodado en una mesa de oficinista.

El italiano, que con este último trabajo entró como una flecha a las listas de los discos más vendidos en toda Europa, ha elegido para esta gira un escenario sobrio, casi minimalista, en el que varios contenedores se superponen en dos torres haciendo las veces de pantallas en las que se proyecta el montaje visual del Circo del Sol.

Fotografías en sepia, constelaciones, árboles que florecen, vidrieras catedralicias y psicodélicos lunares y cuadros se han sucedido en ese montaje, que los organizadores han calificado de el más espectacular que ha acompañado nunca al cantante durante una gira.

"Apuntes y notas" fue la canción elegida para abrir el concierto, seguida por "Donde hay música", "Un segundo de paz", "Cuánto amor me das" y algunos de sus temas más conocidos, como "Mujer amiga mía", "Si bastasen un par de canciones" y "Las cosas que he visto".

También regaló canciones como "La cosa más bella" y un acústico de su clásico "Amore en contra" a un público -más de 15.000 personas- mayoritariamente femenino y en la treintena, aunque con una presencia considerable de parejas acarameladas.

Y es que ir a ver a un artista como Eros Ramazzotti, que en el noventa y nueve por ciento de sus canciones canta al amor, era un plan redondo en esta gélida víspera del día de los enamorados, un detalle que no se le ha escapado al cantante, que ha dedicado la canción "Será la aurora" "para todos los enamorados por San Valentino".

Dos horas de música ha brindado el italiano al público, ataviado en la segunda mitad del concierto con unas peculiares gafas de pasta roja y bien rodeado por tres coristas de melódica voz y generoso busto.

"Dímelo a mí", el único bis

En el único bis, para el que no se ha hecho de rogar, Eros interpretó "Dímelo a mí" para a continuación cerrar el concierto con "La cosa más bella", con la que ha conseguido levantar a un público que al margen de las devotas admiradoras de las primeras filas, no se ha movido demasiado, quizá aterido por el frío que hacía en el Palacio.

"Gracias Madrid, te quiero mucho" ha sido la despedida de Ramazzotti, quien se ha marchado como llegó, a bordo del contenedor.

El concierto dio el pistoletazo de salida a la segunda parte de la gira "Alas y Raíces", que tras Madrid y Barcelona -donde tampoco hay ya entradas-, llevará a Eros a Suiza, Austria, Eslovaquia, Austria, Francia, Dinamarca, Bélgica, Alemania, Letonia, Lituania, para terminar en Moscú en abril y proseguir en mayo y junio por Latinoamérica.

Los músicos Mike Landau, Gary Novak, Reggie Hamilton, Luca Scarpa, Heverette Harp, Nicola Peruch y Giorgio Secco acompañan a Eros Ramazzotti en esta gira protagonizada por el onceavo disco del cantante, que también suma cuatro recopilaciones durante su carrera.