Riofrío de Aliste despierta el año con Los Carochos

Romero, Lanzarote y Fausto: Los tres bienvenidos forasteros llegados para salvar unas mascaradas en las que son imprescindibles las burras zamoranas

VÍDEO | Los Carochos “atizan” en Riofrío

Chany Sebastián

Riofrío de Aliste ha dado la bienvenida al Año Nuevo preservando una tradición heredada de los ancestros, cultivando la hermandad y la convivencia con la recreación de su ancestral mascarada de invierno de “Los Carochos”, única de “La Raya” de España y Portugal declarada Fiesta de Interés Turístico Regional de Castilla y León desde el año 2002. 

Niños y adolescentes, hijos y nietos orgullosos de sus orígenes, comprometidos con su estatus de mozos para salvaguardar el legado heredado de padres y abuelos.

Magnífica un año más la organización a cargo de la asociación cultural “Amanecer de Aliste” con el apoyo del Ayuntamiento de Riofrío, –que tiene como teniente de alcalde a Casimiro Rodríguez Morán y concejal de Cultura a José Manuel Blanco González–, y de los vecinos: una peculiar manera de pedir el aguinaldo y felicitar a todos casa por casa los nuevos tiempos.

Los Carochos constan de doce personajes diferentes: Diablo Grande (Daniel Casas Brizuela), Diablo Chiquito (Adrián Chimeno González), Galán (Pablo Benedicto), Madama (Alex Cabezas), El del Tamboril (Alejandro Rodríguez Blanco), El del Cerrón (Marcos Rodríguez), El del Lino (Jorge Blanco Sutil), Molacillo (Antonio Antón Rodríguez), Gitano (David Casas Brizuela), Filandorra (Roberto del Río Gallego) y Ciego (Mario Pérez Antón), recreados por mozos, más la figura del “Niño”.

Riofrío: “Aliste el origen de una pasión” se hacia la pregunta y daba la respuesta con matiz de sentencia en esencia pura: “¿Va pareja la extinción del burro alistano y la de muchos pueblos de Aliste? La realidad es que cada vez somos menos tanto burros como alistanos”. Toda la razón.

La raza autóctona asnal “Zamorano-Leonesa” ha sido durante siglos el alma y corazón del mundo agroganadero alistano y de la vida social, cultural y económica de los pueblos alistanos y sus moradores, también de las mascaradas alistanas como protagonistas junto al Gitano: tres en Los Carochos. Atrás en la memoria quedaron los años de la posguerra en que cada familia había al menos una mansa y servicial burra. Hoy en muchos pueblos no queda ni un sólo ejemplar: están en Peligro de Extinción.

Ello trajo consigo ayer que tres forasteros se convirtieran en protagonistas: fueron ellos dos burros, Romero y Lanzarote, y un macho barreño, Fausto, llegados desde el Centro de Santa Croya de Tera por cortesía de la Asociación Nacional de Criadores de la Raza Asnal Zamorano-leonesa (Aszal) que tiene como secretario técnico a Jesús de Gabriel Pérez.

Cumpliéndose con la tradición un cohete fue el encargado de surcar los cielos y con su estampida y olor a pólvora quemada romper los sonidos del silencio de la Sierra de la Culebra y ribera del río Frío anunciando la inminente salida de los Carochos.

La calle Fonda enmudeció con la llegada del Diablo Grande y el Diablo Chiquito, que una vez más cautivaron y no defraudaron envueltos en la humareda y el olor a azufre quemado, bajo el son de las cencerras “Claretas” y “Llorinas” con su acompasado tronar y el estridente traqueteo del abrir y cerrar de las “Tenazas de Escalera”, junto a la macabra “Carocha”, elementos imprescindibles de cualquiera de las Obisparras y Antruejos de Primer Orden que se precien de serlo, como lo son los Carochos. Genuflexión (venia) del Chiquito frente a la iglesia de san Pedro camino de Carochos. la Casa del Cura.

El Diablo Grande brilló con luz propia con su Carocha de corcho recubierta de pella de pez con su boca de “carneros” (colmillos de berrón) y su zamarra de cancina negra y rabo ribranco.

Cuando antaño no había agua corriente las parturientas de Riofrío acudían a lavar la ropa a la poza de la fuente “La Mayada” por ser sus aguas más calientes que las del río Frío. El alcalde convocaba cada 25 de diciembre a los once mozos de la Obisparra y ellos se encargaban de su limpieza. Hecha la jera el Concejo le convidaba a un cántaro de vino y allí hacían la Carocha del Diablo Grande y se cortaban las vides de parra silvestre que utilizan el Molacillo y el Ciego.

Tras los Diablos salieron los “Guapos” al son del tamboril y las castañuelas y cerrando la comitiva los “Filandorros” con el Molacillo guiando el carro tirado por los burros Lanzarote y Romero transportando al Ciego de Atrás sentado en su garrote y e hilando a la Finlandorra.

La primera pelea o embestida en el “Sagrao” así como la de “Los Molinos” y los Carochos cruzando “a trocho mocho” las gélidas aguas del río Frío fueron los momentos álgidos de la mascarada por detrás, eso sí, de la esencia pura de las fiestas: entrar en cada casa a felicitar el Año Nuevo a sus moradores y a recibir el tradicional aguinaldo.

Riofrío cuenta con el Museo “Casa de los Carochos” en la casa del Maestro y del Veterinario: Objetivo del pueblo y Ayuntamiento lograr a corto plazo su declaración oficial como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

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