El rastro perdido del zamorano Atilano Coco

Las dos campañas de excavaciones impulsadas Asociación Salamanca Memoria y Justicia concluyen sin éxito sobre el paradero del pastor protestante nacido en Guarrate

El amigo de Unamuno y cinco represaliados fueron fusilados por el bando franquista en la madrugada del 9 de diciembre de 1936

«No abandonamos, solo mantenemos la esperanza de que alguien nos cuente»

La Iglesia Anglicana, de acuerdo con la familia, proyecta depositar sus restos, cuando aparezcan, en el cementerio de Villaescusa

Atilano Coco con su familia

Atilano Coco con su familia / Cedida

El paradero de los restos de Atilano Coco sigue siendo un misterio. Las dos campañas impulsadas por la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, cuyos voluntarios han excavado durante meses en una zona de El Cubo de la Tierra del Vino donde los testimonios más fiables situaban sus huesos, no dieron los resultados esperados. Y el maestro, pastor de la Iglesia Anglicana y amigo de Miguel de Unamuno, asesinado en el año 1936, sigue privado de un lugar donde reposen sus restos.

«No es un tema que hayamos abandonado, pero ante la falta de testimonios que nos puedan indicar otro sitio diferente al que ya hemos explorado, nos mantenemos a la espera de nuevos datos fiables» apunta Luisa Vicente, presidenta de la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, cuyo objetivo es reparar la memoria de las víctimas del franquismo.

«La familia, que había estado muy ilusionada con encontrar por fin los restos de Atilano Coco, se ha llevado una decepción» apunta Carlos López Lozano, obispo anglicano entregado desde hace años a la localización del paradero del pastor protestante, nacido en Guarrate en el año 1903.

Pese a las esperanzas, avaladas por testimonios, datos coincidentes y a priori certeros, el paradero de Atilano Coco y cinco represaliados por el bando sublevado de la Guerra Civil que fueron fusilados en la madrugada del 9 de diciembre de 1936, tras haber sido sacados ilegalmente de la cárcel de Salamanca, sigue siendo una incógnita.

Excavaciones

Excavaciones para buscar restos de Atilano Coco / A. B.

«Sabemos que en el límite entre Salamanca y Zamora hasta bastantes fosas de grupos de personas a las que sacan de la cárcel de Salamanca. Hay mucho adelantado en cuanto a información, pero nos falta la localización concreta. En el caso de Atilano Coco y el grupo de personas fusiladas, no hay testimonios que alumbren nuevas localizaciones y estamos hablando de fincas enormes» precisa Luisa Vicente. «El sitio donde estuvimos investigando nos daba bastante fiabilidad porque estaba respaldado por el testimonio de tres personas». Uno de ellos, un pastor al que el dueño de las tierras le decía que no se podía trabajar ni arar la zona «porque hay restos».

Incluso la asociación llegó a tener conocimiento indirecto de una persona dispuesta a comprar el terreno, al lado de la carretera N-630 en la frontera con Salamanca, para salvaguardar la memoria y los cuerpos supuestamente depositados en la fosa común, entre ellos el del pastor protestante de Guarrate. Tampoco llegó a buen puerto.

«Estamos a la espera de que vuelvan a surgir testimonios para retomar la búsqueda de los restos de Atilano Coco y las personas que habrían ido en el mismo grupo. Necesitamos gente que colabore» apela la presidenta de Salamanca Memoria y Justicia.

«No abandonamos, solo tenemos la esperanza de que alguien nos cuente» certifica Luis Vicente.

El obispo de la Iglesia Anglicana apoya la continuidad de las investigaciones y «si aparece el cuerpo de Atilano Coco, la familia está de acuerdo con que enterremos sus restos en el cementerio de Villaescusa. Porque allí había ido a la escuela y en Villaescusa fue pastor» revela Carlos López Lozano.

La iglesia protestante, que ya impulsó junto al Ayuntamiento de Guarrate, el nombre de una calle dedicada a Atilano Coco, tiene previsto en la próxima primavera, colocar una placa en la casa donde nació el pastor fusilado por el régimen franquista.

Los gestos de esta Iglesia han sido constantes para mantener la memoria del recordado presbítero. Además, la figura de Atilano Coco Martín recuperó protagonismo en el año 2019 de la mano de cineasta Alejandro Amenábar, director de la película «Mientras dure la guerra». Amigo íntimo de Miguel de Unamuno, su amistad y la historia de sus últimos días de vida fueron llevados al cine con un protagonismo especial para el pastor zamorano arrestado por el régimen de Franco en agosto de 1936 para desaparecer en diciembre de ese año de la cárcel de Salamanca.

Atormentado por los convulsos momentos que vive la ciudad (y el país), Unamuno encuentra refugio en dos amigos, el joven catedrático, Salvador Vila, y el pastor protestante Atilano Coco. De los tres solo sobreviviría al golpe militar el rector de la Universidad de Salamanca, quien luchó por todos los medios para salvarles la vida. No pudo ser. Atilano Coco, por protestante y masón, y Salvador Vila, por republicano, fueron pasado por las armas de los sublevados dejando solo a un desconsolado pensador cada vez más perplejo ante la deriva de la asonada militar.

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