Tiempo de uvas en la Sierra de la Culebra
La vendimia recupera el dinamismo en pueblos como Figueruela de Abajo donde familias y vecinos suman fuerzas para "limpiar" las viñas
Fin de semana de vendimia en Aliste. Cinco horas de recolección, veinte generosas manos y 3.900 kilos de uva ya seleccionados y prensados en la bodega para encarar la añada número 18. Javier de Jesús cumple la mayoría de edad con un proyecto enológico que toma el relevo de una tradición familiar, mecida en los pagos y majuelos de la Sierra de la Culebra.
Alistano de Figueruela de Abajo, Javier de Jesús cuida con mimo un tesorillo que se ha ganado un modesto hueco en el olimpo de los vinos de calidad. La pequeña bodega emerge a los pies de Peña Mira, donde brotan cuantiosos minifundios que muchas familias se resisten a perder.
Por eso, tras el furor festivo de agosto, en septiembre la vida colea en los pueblos gracias a la vendimia y elaboración del vino.
Javier de Jesús ha contado con la ayuda de veinte vecinos y amigos para la recolección en una mañana intensa y acompañada por el tiempo. Trabajo y chascarrillos acompasan una tarea comunitaria, donde no falta la recompensa de una comida de hermandad. La vendimia al final es un acto solidario, una pequeña fiesta donde no puede faltar el sabor de la buena mesa. "Todo requiere su logística, lleva su trabajo, hay que organizarlo muy bien y asegurarte de que el día de vendimia es bueno. Sobre todo, hay que agradecer la ayuda de la gente".
Las expectativas son buenas para esta bodega alistana que lucha por situar el nombre de la castigada Sierra de la Culebra en "donde se merece". De Jesús augura una magnífica añada, gracias a una uva "excelente y sana", como han avalado los enólogos en el análisis del mosto. "Está bien de azúcar y bien de acidez; muy compensada. Huele muy bien, el aroma es perfecto en la bodega" apunta safisfecho el viticultor alistano en un fin de semana absolutamente frenético.
Como ya ocurriera el año pasado, el comportamiento climático ha vuelto a adelantar la vendimia unas dos semanas. "Lo normal sería hacia el 20 de septiembre, pero en estas fechas la uva está en perfectas condiciones de maduración". Por eso, el 8 de septiembre no ha sido una fecha elegida al azar, era "el día del fruto" según el calendario biodinámico que tan buenos resultados ha dado al viticultor.
La "excelente" cosecha, este año solo se ha visto mermada por la invasión de la fauna, en estos pagos especialmente el tejo y el jabalí que pueden haber esquilmado "el diez por ciento. Aunque he estado todo el verano detrás de ellos, no he podido evitar que se hayan llevado por delante 300 ó 400 kilos".
Eso no impedirá a Javier de Jesús sacar sus cuatro mil botellas gracias a un proyecto artesano y bien planteado, que ha dado sus frutos en forma de reconocimientos. "Mi objetivo es hacer un vino de calidad y poner a la comarca de Aliste y a la Sierra de la Culebra en lo más alto. Un buen vino puede hacer mucho por una tierra".
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