La próxima cosecha de aceituna en Fermoselle: "Este año con un cubico lo arreglamos"

Cultivadores fermosellanos vaticinan una campaña "desastrosa", con apenas 50.000 kilos de aceituna

La sequía deja los olivos pelados y la producción de aceite bajo mínimos

Eliseo Villarino, experimentado cultivador de 90 años, sostiene una garrafa de aceite de Fermoselle. | S. V.

Eliseo Villarino, experimentado cultivador de 90 años, sostiene una garrafa de aceite de Fermoselle. | S. V. / Irene Gómez

A sus 90 años Eliseo Villarino tiene que echar la vista muy atrás para recordar una campaña de aceitunas tan nefasta como la que viene. "Tendría yo unos diez años, allá por el año 1943. Recorría muchos pueblos con mi padre para vender vinagre y recuerdo que no se encontraba ni paja, nos veíamos mal hasta para dar de comer a las caballerías. Fue una sequía tremenda".

Hoy los tiempos han cambiado, aquellos peregrinajes para ganarse el pan son historia. Pero los olivos perduran como uno de los tesoros naturales de Fermoselle y produciendo un aceite que es el orgullo de Fermoselle y todos los pueblos ribereños. "El petróleo del corazón de los Arribes" lo llegó a calificar un cultivador. Nunca la descripción tuvo tanto sentido, cuando el aceite se pone a precios de vértigo y sin esperanzas de que bajen a corto plazo.

La cosecha en Fermoselle pinta tan mal que Eliseo Villarino evoca aquel año de cuando era un niño y la falta de agua agravó las apuradas economías familiares. "Este año ni aceitunas ni almendras. Están los olivos pelados, no se ve fruto" apunta el veterano agricultor sobre la añada venidera.

Garafas de la Cooperativa Virgen de la Bandera. | S. Nieto

Garafas de la Cooperativa Virgen de la Bandera. | S. Villarino / Irene Gómez

Nunca el llamado "oro líquido de los Arribes" había tenido un sentido tan real. Un producto tan señero de la cocina se equipara a un artículo de lujo para las economías familiares. La garrafa de 5 litros de aceite de Fermoselle ronda los 40 euros. Y cuando queda poco más de un mes para la recolección de las olivas, ya se adivina una campaña efímera, por no decir casi inexistente. Hace una década se recuerdan añadas de 600.000 kilos y este año habrá que quitar un cero, en el mejor de los casos.

"Sacaré un cubico o medio cubico para sabrosar y comerlas en verde. Nada más" apunta Roberto Fariza. "Ya van a ser dos campañas malas. Hace dos años cogimos 1.400 kilos de aceitunas, el año pasado 450 y este, nada de nada. Llevo 38 años en Fermoselle y esto no lo había visto nunca" cuenta el cultivador, ahora centrado en la inmediata recolección de la uva.

Aceitunas arrugadas por la sequía

Aceitunas arrugadas por la sequía / R. Fariza

Con tales mimbres, encontrar aceite de Fermoselle este año va a ser misión imposible. "Soy afortunado, vendí dos garrafas y me quedan 21 en la bodega. ¡Soy rico!" apunta un productor casero, consciente del privilegio que es contar hoy con un buen depósito de aceite, cuando el producto está por las nubes y amenaza con subir aún más.

Una realidad que se conoce muy bien la cooperativa Virgen de la Bandera, donde ya esté preparada la almazara para molturar la aceituna de la nueva añada, que comenzará en noviembre. Si la campaña olivarera del año pasado ya fue "muy corta", con una producción de apenas 86.000 kilos, muy lejos de los 367.000 de 2020-2021, este año se teme que "no llegue ni a los 60.000 kilos, y dando gracias" apunta Sergio Villarino, administrativo de la cooperativa Virgen de la Bandera.

Olivo joven sin aceitunas

Olivo joven sin aceitunas / R. Fariza

Muy lejos de las producciones medias de años pasados, que se situaban entre los 200.000 y 300.000 kilos. "Este año ni se recogerá la aceituna, no merece la pena ir al monte a extender las redes para no llegar ni a un cesto por olivo" expresa otro cultivador. "Muchos árboles no van a dar ni medio kilo, cuando lo normal era sacar dos sacos de 25".

Sea por el clima, sea por la progresiva desaparición de cultivadores, lo cierto es que la producción aceitera de Fermoselle pierde la fortaleza de hace años, cuando había mano de obra para atender las fincas. "Muchos cultivadores no tienen relevo, se hacen mayores y los olivos se van abandonando" incide Sergio Villarino.

Escarbadura del jabalí buscando la cuñas de las aceitunas del año anterior

Escarbadura del jabalí buscando la cuñas de las aceitunas del año anterior / R. Fariza

La Cooperativa Virgen de la Bandera acusa ese declive. Aunque con 295 socios, en el año 2022 entregaron aceituna 198 y en el 2022 tan solo 125. Otros cultivadores optan por llevar el fruto a almazaras de Portugal.

La sequía, las altas temperaturas, lluvias seguidas de noches frías que han impedido la floración, muchas aceitunas están arrugadas y puede que caigan al suelo. El tiempo no ha sido favorable para la buena gestación de las aceitunas y además surgen "enemigos" como el jabalí, que busca comida por donde puede. Roberto Fariza comprueba muchos días cómo los cochinos silvestres revuelcan la tierra debajo de olivos sin fruto. "Este año no se van a tocar los árboles" vaticina Eliseo Villarino. Porque no hay olivas.

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