La "mísera" cosecha deja pérdidas de más de 50 millones en el campo zamorano

UPA-COAG presume un complicado inicio del año agrícola, arrastrado por dos años de bajas producciones y los gastos que genera la siembra

Un tractor realiza labores en una tierra. | J. F.

Un tractor realiza labores en una tierra. | J. F. / JAVIER DE LA FUENTE

El mísero balance de la última cosecha de cereales de invierno, con una producción media este año de 1.500 kilos por hectárea, plantea un escenario complicado para los agricultores de cara a la nueva campaña. "Hay un desánimo general, la gente no sabe ni por dónde tirar para acertar con la sementera sin perder mucho dinero" describe Aurelio González, secretario general de UPA.

Pues, aunque las lluvias del fin de semana han aliviado el escenario de un sector muy apurado, lo cierto es que, tirando del sabio refranero castellano, este año "llueve sobre mojado". Los agricultores arrastran dos campañas malas, con pérdidas, en la última de 2022-2023, que la Alianza UPA-COAG cifra en más de 50 millones de euros en la provincia de Zamora (teniendo en cuenta los precios medios de mercado actuales y siempre en referencia a una producción media histórica a 10 años).

"Si incluimos los perjuicios económicos por la bajada de la colza, legumbres, forrajes... esas perdidas saltan los 60 millones en la provincia" apostilla el líder de COAG, Lorenzo Rivera.

Es por ello y dada la proximidad de la siembra, campaña en la que se requiere de la adquisición de semillas, fertilizantes, fitosanitarios, gasóleo o hierros, desde la Alianza se requiere a la Consejería de Agricultura y Ganadería "que se posibilite de forma inmediata la presentación de las solicitudes de reconocimiento a la suscripción de préstamos bonificados, para que tras un breve plazo para la resolución administrativa, se permita de forma inmediata la suscripción de préstamos preferenciales, y que sean subvencionados en el 100% de sus costes financieros".

Analizando los datos de la propia Consejería de Agricultura, la producción de la última cosecha ha disminuido en torno al 45% respecto a la media de los últimos diez años, lo que se traduce, según la organización, en una reducción de la producción de cereales de invierno "de aproximadamente 225.000 toneladas en Zamora". La valoración media de los últimos cinco años es aún más siniestra, con recortes de producciones cercanas al 50%, como consecuencia de la "pertinaz sequía".

Con este escenario, la Alianza UPA–COAG demanda a las Administraciones ayudas acordes con la delicada situación que arrastra el campo. Los datos evidencian la "pérdida continuada de rentabilidad" en los cultivadores de cereales de invierno en la provincia de Zamora, alimentadas por producciones medias que han disminuido drásticamente en secano mientras los costes de producción se han disparado. Considera la Alianza que el incremento de los precios de los cereales en la venta que realiza agricultor, "ha sido puntual en alguna campaña" y por tanto no ha dado estabilidad ni confianza.

Y en panorama es también complejo para la ganadería, acosada por el encarecimiento de los distintos insumos necesarios en la producción.

"Las ayudas a la sequía que está ofreciendo el Ministerio vienen tarde, mal y son totalmente escasas" valora Aurelio González. Cuestiona el líder de UPA que la provincia de Zamora haya quedado excluida de las zonas con el máximo de ayuda, a diferencia de Ávila, Segovia o Salamanca) que percibirán el importe unitario máximo de la ayuda por la sequía a los cultivos herbáceos de secano.

Tampoco convence el plan de la Junta para ampliar la cobertura de seguros agrarios ni préstamos que "luego hay que devolver. El año pasado se terminaron de pagar los de 2017 y ahora volvemos a endeudarnos a través de préstamos que no tienen tirón porque están muy constreñidos y sabemos ya que hay alguna entidad importante que no los ha firmado" advierte Aurelio González.

El panorama no invita al optimismo cuando además se han instalado los devastadores efectos del cambio climático que ya vienen constando los profesionales del campo. "Estamos viendo las malas cosechas año tras año, las enfermedades en las cabañas ganaderas, los altos precios de los insumos. El planteamiento del nuevo año agrícola (que empieza este mes de septiembre) no invita al optimismo" admire Lorenzo Rivera.

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