La Opinión de Zamora

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Zamora se enfrenta a su segundo año consecutivo de cosechas desastrosas

La producción de cereal de invierno cae un 16% respecto al último ejercicio y es un 45% inferior a la de 2021, la última campaña buena

Una cosechadora recoge trigo en la localidad leonesa de Calzada de Coto . | Cedida

La provincia de Zamora cierra una de las peores campañas agrícolas de su historia reciente: el segundo año consecutivo marcado por la sequía. Muchos agricultores se adelantaron al desastre y segaron en verde, hace ya meses, para al menos obtener algo de forraje, lo cual ha hecho descender dramáticamente la superficie destinada a la obtención de cereal. Pero es que aquellos que sí decidieron apostar por el grano han obtenido unos rendimientos por hectárea muy bajos, similares a los de 2022.

Los datos obtenidos hasta la fecha permiten estimar a la Consejería de Agricultura que la provincia de Zamora producirá este año 266.950 toneladas de cereal de invierno, una cifra que supone una caída del 16% respecto al año pasado (317.701 t), que ya fue desastroso, y del 45% respecto a la cosecha de 2021 (489.100 t).

Cada hectárea cultivada –descontando la superficie segada para forraje– ha producido una media de 1.781 kilogramos, una caída de los rendimientos del 5% respecto al año pasado, y un bajón del 43% respecto a los rendimientos conseguidos en 2021, que fue un año de abundancia.

Por variedades de cereal, destaca que Zamora producirá este año un 20% menos de trigo que en 2022 (solo 120.839 toneladas este año) y un 40% menos de triticale (4.686 toneladas). También cae un 17% la producción de centeno (5.850 toneladas) y un 13% la de cebada (114.281 toneladas).

Tan solo produciremos un poco más de avena que en 2022: 21.294 toneladas, un 2% más que en la anterior campaña, con unos rendimientos por hectárea que crecen un 11% en el caso de este cereal, el único dato positivo.

Rendimiento por hectárea en Zamora

El rendimiento por hectárea cultivada que más cae es el de triticale: solamente 1.209 kilogramos por hectárea, un 20% menos que en 2022. En cebada, la media es de 1.917 kilos por hectárea, un 9% menos que el año pasado, y en cuanto al trigo la producción media cae un 5% hasta los 1.837 kilos por hectárea cultivada.

En avena y centeno los rendimientos suben un 11% hasta los 1.354 y 1.196 kilogramos por hectárea, respectivamente.

Un problema común

La sequía ha afectado este año a toda Castilla y León. En 2022 hubo provincias como Zamora que la sufrieron de forma severa y otros territorios, fundamentalmente al noreste de la comunidad, que sacaron unas buenas cosechas. En su conjunto, la producción en la comunidad autónoma superó los cinco millones de toneladas de cereal de invierno el pasado año, un dato relativamente bueno. Pero esta vez la producción se desploma a los 3,24 millones de toneladas, un 37% menos.

Este descenso es similar al sufrido en toda España, donde apenas se recogerán 8,3 millones de toneladas, de las que Castilla y León aportará en torno al 40 %, un peso similar al de un año normal.

Representantes de la Junta y de las organizaciones agrarias presentan en León los datos de la cosecha de 2023 en la comunidad. Cedida

Marzo, abril y mayo fueron los tres meses secos que "mataron" la producción de cereal en la comunidad. Marzo fue cálido y seco, pero en abril, que es el mes clave para el desarrollo del cereal, prácticamente no cayó ni una sola gota, el déficit hídrico fue del 80% y las temperaturas más elevadas de lo normal para ese mes, lo que afectó negativamente al desarrollo del cultivo. La ausencia de lluvias continuó en mayo, con un déficit de un 26% respecto a un año normal, y las lluvias aparecieron en los últimos días del mes en forma de tormentas y con granizo en determinadas zonas.

Junio ha sido muy húmedo, con precipitaciones un 121 % superiores a la media, pero las lluvias llegaban tarde para el cereal de invierno, aunque sí han beneficiado a los cultivos de primavera.

El campo se enfrenta ahora a una tormenta perfecta, con una severa caída de la producción provocada por una sequía que coincide con las escaladas de precio de los insumos que han tenido que afrontar los agricultores desde que comenzó la guerra de Ucrania hace ya 17 meses. Tomando como referencia el comienzo de esta campaña con la pasada, los abonos de sementera han aumentado un 70 % y el gasóleo un 50 %. Solo una buena cosecha de girasol –y de maíz donde no haya restricciones para regar–, puede salvar el bolsillo de algunos agricultores.

Valor económico de la cosecha

Otro factor a tener en cuenta en este desastre económico para el campo es que los precios en origen del cereal se han ido moderando en los últimos meses. Por lo tanto, la caída del 37% en la cantidad de cereal producida en Castilla y León supone una caída del 53% del valor total de esta cosecha respecto a la del año pasado. Los 3,24 millones de toneladas de cereal valen 850 millones de euros, según los cálculos de la Consejería de Agricultura.

Tomando como referencia el mes de mayo, en Castilla y León el trigo blando y la cebada presentan un descenso interanual de su precio en origen del 26% respecto a los precios del mismo mes de 2022.

Gerardo Dueñas, consejero de Agricultura. | Ical Alejandro Bermúdez

A partir de octubre de 2020, comenzó una subida en los precios motivada por la situación geopolítica, alcanzando el máximo en mayo de 2022, con 360,5 euros por tonelada para el trigo y 343,3 euros por tonelada para cebada. A partir de esta fecha, se ha producido un descenso en la cotización. Las previsiones de buena cosecha en Europa, Brasil y Canadá apuntan a que continúe este descenso en los precios, aunque es difícil prever la evolución.

Menos terreno cultivado

La superficie cultivada de cereal de invierno en Castilla y León es de 1,64 millones de hectáreas, descontando las parcelas segadas para forraje, fundamentalmente en Zamora y Salamanca. El dato es un 10 % inferior al de la campaña pasada y un 12 % por debajo de la superficie media de los últimos cinco años.

Esta bajada de superficie obedece a dos razones: por un lado, al aumento de la superficie de cereal segada en verde, y, por otro, a la necesidad de incluir cultivos mejorantes en la rotación de cultivos de la explotación con el fin de cumplir los requisitos de la nueva PAC y los ecorregímenes, lo que ha supuesto una disminución de la superficie de cereales en favor de otros cultivos mejorantes como leguminosas o girasol.

Respecto a la superficie por los cultivos, otro año más, es el trigo el cereal más sembrado con 762.000 hectáreas y una producción estimada de 1,64 millones de toneladas, seguido de la cebada, con 704.000 hectáreas y una producción de 1,34 millones de toneladas. Al centeno se dedican 59.000 hectáreas, 83.000 hectáreas a la avena y 30.000 al triticale, cultivos que, en conjunto, alcanzan una producción de 262.000 toneladas.

También en Zamora el trigo sigue siendo el cultivo más popular, con 65.793 hectáreas dedicadas a este cereal, de las cuales solamente 56 son de trigo duro y 65.737 de trigo blando. La cebada, con 59.599 hectáreas, es el segundo cereal al que más superficie dedican los agricultores zamoranos. Mucho más lejos están la avena, con 15.721 hectáreas, el centeno con 4.891 hectáreas y el triticale con 3.876 hectáreas.

En total, en la provincia hay este año 149.880 hectáreas sembradas de cereal de invierno que no se han segado para forrajes. Esto supone un 9,15% de la superficie sembrada de cereal de invierno en el conjunto de Castilla y León.

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