"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle

Los operarios colocan la pieza más antigua de la plaza de madera, que aspira al reconocimiento de Bien de Interés Cultural cuando se cumplen 500 años de las fiestas de toros

Arriba, «El Abuelo» poco antes de su colocación a la entrada de la plaza y distintos momentos del montaje a cargo de los operarios municipales que durante dos meses han trabajado en la «construcción» de la plaza de madera de Fermoselle | José Luis Fernández

Arriba, «El Abuelo» poco antes de su colocación a la entrada de la plaza y distintos momentos del montaje a cargo de los operarios municipales que durante dos meses han trabajado en la «construcción» de la plaza de madera de Fermoselle | José Luis Fernández / Irene Gómez

Más de doscientos años contemplan al "Abuelo". La pieza más antigua de la plaza de madera de Fermoselle habita en la memoria de los fermosellanos como un icono del singular coso taurino que cada verano recobra vida en el corazón de la villa de los Arribes.

El tablón de encina de casi tres metros de altura y "unos 200 kilos", calculan los operarios, se asienta sobre un soporte de hierro y actúa como eje de la puerta de entrada a la plaza.

"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle

"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle / José Luis Fernández

Tras dos meses de montaje, los operarios del Ayuntamiento colocaban ayer "El Abuelo" en la Plaza Mayor de Fermoselle y con ello daban los últimos remates a una construcción que es el orgullo de los fermosellanos.

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Consciente de ello, el equipo de gobierno ha decidido este año adelantar el montaje de la plaza y prolongar la emblemática construcción hasta mediados de septiembre como un atractivo turístico más del pueblo, a mayores de escenario de variados actos y el despertar estival que ya empieza a sentirse en Fermoselle.

"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle

"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle / José Luis Fernández

"El consumo de agua es un termómetro fundamental y nos dice que ya estamos duplicando población" explica el alcalde José Manuel Pilo. El retorno irá en aumento hasta llegar a triplicarse en las fiestas de San Agustín cuando este pueblo de 1.200 almas estables se torna en un auténtico hervidero humano con los encierros como atractivo fundamental y su epicentro en la Plaza Mayor vestida de madera.

"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle

"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle / José Luis Fernández

A la espera del 1 de agosto, cuando a las 12 de la mañana la campana torera anuncia oficialmente las fiestas, talanqueras y tendidos cobran vida gracias al esmerado montaje, pieza a pieza, realizado por los operarios municipales. Hasta 80 formas de piezas diferentes, 46 postes principales delanteros, 60 traseros, unas 500 talanqueras, tablas, frontales, protecciones…

"Esto no es algo perfecto, el montaje varía de unos años a otros porque la plaza es tan antigua que no existe una guía escrita; esto no es una ciencia exacta" explica Daniel, Policía Municipal de Fermoselle y encargado junto a otros tres trabajadores de un trabajo de pura artesanía. La numeración de los tablones sirve de guía a los montadores, que van armando la estructura con pericia y precisión, como la mostrada ayer con la colocación del "Abuelo", para que todas las piezas encajen y garanticen la seguridad que será visada por un técnico.

"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle

"El Abuelo" corona el montaje del coso de Fermoselle / José Luis Fernández

Un acto no exento de cierta "solemnidad", seguido de cerca por el alcalde y la teniente de alcalde Escolástica Fidalgo, como un apoyo explícito del Ayuntamiento a la tradición taurina que distingue a la villa cuando se cumple el quinto centenario de las fiestas de toros. Como recuerda José Manuel Pilo, fue en 1523 cuando sofocada definitivamente la rebelión Comunera en el último reducto de Fermoselle, el emperador Carlos I de España y V de Alemania, incorpora la Villa a la Corona del imperio y le otorga el privilegio de celebrar las corridas de toros.

Reconocimiento

La conmemoración coincide con el inicio del expediente para solicitar la declaración de la plaza de madera como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial, reconocimiento ya conseguido por el coso taurino de Ciudad Rodrigo, de similares características en cuanto a singular ejemplo de arquitectura efímera que se monta y se desmonta íntegramente cada año de manera artesanal.

Montaje del "Abuelo" en la plaza de madera de Fermoselle

Montaje del "Abuelo" en la plaza de madera de Fermoselle / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

Historia y tradición avalan el reconocimiento del coso fermosellano, cuya propiedad no es municipal sino de una familia de ebanistas, los Tarabilla, que cada año alquilan los tablones al Ayuntamiento para armar la plaza.

Un coso que forma parte de la historia de este pueblo sayagués, donde han toreado figuras tan emblemáticas como Manolete, Talavante, El Cordobés o Andrés Vázquez. Junto a los innumerables momentos de gloria, recuerdos trágicos en la memoria como "la muerte de Dios y su cuñado" después de la Guerra Civil.

Montaje de la plaza de toros de Fermoselle

Montaje de la plaza de toros de Fermoselle / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

Como recuerda Roberto Fariza "un toro embistió contra la talanquera y la partió por la mitad sorprendiendo a un vecino que le apodaban el Dios, que estaba sentado en el poyo. No tuvo tiempo de escapar y lo trincó. Su cuñado, que estaba cerca, envalentonado se fue al toro, lo agarró por el rabo intentando apartarlo hasta que lo trincó también. El Dios murió en el acto y su cuñado, días después en el hospital".

A sus 91 años, Eliseo Villarino recuerda aquel episodio cuando era un chaval. La plaza tampoco era igual, los toros eran toros, no novillos. El montaje y el coso han ido evolucionando, como las grandes fiestas y el pueblo de Fermoselle, hoy más deshabitado, pero con la ilusión y el entusiasmo por sus tradiciones, intacto.

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