La Opinión de Zamora

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Ceadea, buena gente y rica historia

Franco decretó en 1973 la disolución del municipio que integraba hasta cinco anejos: Fornillos, Moveros, Mellanes, Vivinera y Arcillera

La clase de Domingo Carrascosa en 1938. | Cedida a Chany Sebastián

Ceadea, localidad alistana perteneciente al municipio de Fonfría, es uno de los pueblos con más historia y más aconteceres de la comarca fronteriza, a veces olvidados y perdidos entre manuscritos y memorias. Estos días el pueblo resurge de las cenizas del olvido gracias a la figura de su ilustre hijo “Don Antonio”, el maestro y pedagogo autor de la Enciclopedia Álvarez.

En 1850 fue creado el municipio de Ceadea, que estaba integrado por seis pueblos, la cabecera más Arcillera, Fornillos de Aliste, Mellanes, Moveros y Vivinera, una aventura que duraría 123 años.

En 1842 Ceadea, aún en solitario, tenía 113 habitantes y 28 hogares. En 1857 crecía a 1.166 vecinos y 220 casas, al incrementar su término municipal con la entrada de los cinco anejos. Su mayor esplendor coincidía con 1910 al lograr sumar 406 hogares y 1.614 habitantes de derecho. El el último censo antes de disolverse el municipio el municipios sumaba 1.261 vecinos y 270 hogares, en el año 1970.

El 19 de mayo de 1973, siendo ministro de Gobernación Tomás Cañicano Goni, se decretaba la disolución del Ayuntamiento disgregando sus pueblos por dos municipios diferentes: Ceadea, Arcillera, Fornillos y Moveros pasaron al de Fonfría y Mellanes al de Rabanales. Con anterioridad a esta fecha Vivinera ya se había integrado en Alcañices. En el decreto que aprobaba la desintegración y agregación posterior se esgrimía como motivos “ateniéndose a petición de los propios vecinos y en base a la imposibilitad de sostener los servicios mínimos obligatorios”. Hay quien piensa que más que una petición fue una imposición.

El pueblo de las tejas

Ya a mediados del siglo XVIII era Ceadea uno de los pocos pueblos de Aliste, pues llegaron a funcionar seis tejares (alfares) para fabricar teja árabe (curva) que se surtía a lomos de caballerías y en carros tirados por vacas y bueyes a toda la comarca, más allí donde escaseaba la pizarra (lonjas y refaldos), material predominate alistano para cubrir los tejados. No en todos los pueblos había canteras propias, y si había que comprar la pizarra con un penoso método de extracción a mano (pico y pala), salía más barato comprar las tejas.

Además se elaboraban ladrillos curvos y baldosas para hornos de cocer pan, y también los denominados ladrillos tipo “Bilbao”, con sólo dos agujeros. Con posterioridad se llegó hasta 10 tejares familiares, los últimos conocidos fueron los de la señora Ana “la Portuguesa” y el de Teodomiro y sus hermanos.

El último tejero vivo de Ceadea, Francisco Turiel Mayor.

El último tejero vivo de Ceadea, Francisco Turiel Mayor. Chany Sebastián

Uno de los valores de Ceadea está en su arcilla, la cual no solo se utilizaba en el pueblo para los tejares sino que de ella se abastecían y las artesanas y artesanos para elaborar la alfarería tradicional del agua de Moveros. El barrero está hacia la Raya, en “Las Chanas”.

Francisco Turiel Mayor y Pedro Fernández son los últimos tejeros vivos. El museo “El Tejar de Miro” ofrece la posibilidad de hospedarse allí, aparte de conocer la historia de los tejares.

Puesto de la Guardia Civil

Una de las particularidades de Ceadea fue que contó hasta 1980 con puesto de la Guardia Civil en unos tiempos que también disfrutaron de ello otros pueblos como Villarino tras la Sierra, Cerezal de Aliste y Riomanzanas.

Durante las dictaduras de Franco en España y Salazar en Portugal, dentro de su término municipal (en Arcillera) estaba la caseta fronteriza de “La Canda”, una de las más importantes de la frontera pues en sí se trataba de una casa grande con cocina, comedor y corral, atendida por la Benemérita de Ceadea. Por norma las casetas de la Guardia Civil se ubicaban a unos 350 metros de la Raya divisoria, mientras que las de los “guardinhas” portugueses prácticamente se situaban justo en la frontera.

Entre su montes ya entonces destacaban los de Majadones y Linares pero sobre todo el de La Mata que fue la guarida más preciada por los “bandoleros” alistanos y trasmontanos que sobrevivían pasándose de la raya. Ello se debía a que a través de él pasaba la vereda de Alcañices a Zamora: “ha sido preciso desmontarlo en algunos trozos para dejar el paso espédito y evitar la guarida a algunos rateros”, señalan escritos de hace 177 años.

Fue históricamente uno de los tres pueblos de la antigua Vicaría de Alist,e que ya durante su pertenencia al lejano Arzobispado de Compostela tenía la particularidad que su iglesia, dedicada a San Saturnino, está situada en la campiña y la ermita en honor a la Virgen del Rosario dentro del núcleo urbano. Lo mismo sucedía en Valer, templo de Santa Eulalia y ermita de San Fabián y San Sebastián; y en Samir de los Caños, iglesia de San Pedro y ermita de San Juan.

Pioneros en la concentración parcelaria

Ceadea fue uno de los pueblos alistanos pioneros en conseguir la ansiada concentración parcelaria local, solicitada el día 22 de septiembre de 1998 por el Ayuntamiento de Fonfría y avalada por la mayoría de los propietarios, que fue declarada de utilidad pública y urgente ejecución el 12 de abril de 2007. La entrega de las fincas de remplazo culminaba el día 1 de enero de 2020.

Se trata de un pueblo con un término grande donde la propiedad pública supera a la privada con creces: sus cuatro Montes de Utilidad Pública suman en conjunto 1.677,47 hectáreas, equivalentes al 75% de la superficie total: Majada Linares (617,57 hectáreas), La Ribera (429,72), Majada Corrales (360,42) y La Mancomunidad (269,72). De ahí que su mayor recurso agroganadero sean los pastos. La concentración afectó a 495 hectáreas, de 135 propietarios, con 3.218 parcelas, que una vez agrupadas se redujeron a 411 fincas de remplazo: de una media de 0,1545 hectáreas por minifundio se pasó a 1,1262. De media cada dueño poseía 24,17 parcelas y recibió 2,22. La inversión ascendía a 592.786,73 euros, con una nueva red de caminos de alrededor de 34 kilómetros de longitud.

Menos niños que nunca

Durante la Guerra Civil el pueblo tuvo a uno de sus mejores y más apreciados maestros, sayagués él, Domingo Carrascosa, de Bermillo, con 33 alumnos en el año 1938. Hoy quedan seis escolares que se desplazan cada mañana lectiva a Alcañices.

Ceadea cuenta hoy día como cargos electos con los concejales Martín del Río Lorenzo y Valentín Macho Deiro.

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