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Pablo Fernández González, dermatólogo especializado en enfermedades tropicales.ANA BURRIEZA

“La viruela del mono no entiende de orientaciones sexuales, puede tocar a cualquiera”

“La experiencia del VIH nos debe servir para no repetir los errores de los 80, centrarnos en prevenir y no en estigmatizar a ninguna comunidad”

Tras dos años de pandemia del COVID-19, en mayo volvían a saltar las alarmas en el sector sanitario por la detección –primero en Reino Unido y después en Madrid– de un virus hasta entonces inexistente en Europa, la viruela símica o viruela del mono. Desde ese momento se han registrado casi 5.000 casos en España, y dos fallecimientos a causa de esta enfermedad. Pablo Fernández González es un dermatólogo zamorano que trabaja en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, ha visto decenas de casos de viruela del mono en los últimos meses y ha participado junto a otros 32 dermatólogos españoles en un estudio sobre el virus publicado esta misma semana en el “British Journal of Dermatology”.

–¿Cómo han hecho este estudio sobre la viruela del mono?

–El estudio, coordinado través de la Academia Española de Dermatología y Venereología, consistía en una recogida de datos en una plataforma donde se introducían diferentes variables clínicas, demográficas y epidemiológicas de 185 pacientes diagnosticados con viruela del mono. Esto nos ha permitido llegar a varias conclusiones importantes, una es que la transmisión más probable durante este brote epidémico ha sido a través del contacto estrecho durante las relaciones sexuales.

–¿Se puede contagiar de otra forma diferente que no sea manteniendo relaciones sexuales?

–Sí, pero necesitas un contacto muy estrecho con la persona infectada.

Las lesiones en la piel se diferenciar por ser pseudo-pústulas con contenido sólido, y son dolorosas

–¿Ese contacto estrecho siempre es con alguien que ya ha desarrollado lesiones por la viruela del mono en la piel, o también se pueden contagiar antes de su aparición?

–No está todavía muy claro si en el periodo prodrómico, es decir, antes de la aparición de la enfermedad en sí, los pacientes son muy contagiosos. Pero la mayoría de los casos probablemente se dan cuando ya ha aparecido la enfermedad, porque las lesiones son muy contagiosas.

–¿A qué otros hallazgos han llegado mediante el cruce de datos de esos 185 casos de estudio?

–Las lesiones comienzan como pápulas, es decir, lesiones circunscritas que son sólidas, y a medida que evolucionan van adquiriendo un aspecto de “pseudo-pústula”. Las pústulas son lesiones que tienen un contenido líquido, purulento, en cambio estas de la viruela del mono son lesiones sólidas. Esto es importante porque permite hacer un diagnóstico diferencial, distinguirlo de otras pústulas, como las de causa bacteriana o la foliculitis, porque estas son más sólidas.

Otro hallazgo ha sido que un 70% de los pacientes tenían infección por otras enfermedades de transmisión sexual. Por eso es importante hacer una búsqueda activa de otras ITS, sobre todo en aquellos pacientes que mantengan relaciones sexuales de riesgo, como sexo con múltiples parejas o con personas desconocidas.

Lesión típica de la viruela del mono.

–¿Se considera una ITS la viruela del mono?

–Eso es algo controvertido, ahora se considera más bien una enfermedad por contacto sexual, no una infección de transmisión sexual. Hay quien quiere considerarla ya una ITS, yo personalmente prefiero de momento ser más cauto y hablar de que este brote epidémico se está transmitiendo por contacto estrecho en las relaciones sexuales.

–¿Cuáles son los primeros síntomas que comienza a notar la gente?

–La mayoría comienzan con fiebre, malestar general y dolores musculares, que en ocasiones pueden preceder a la aparición de las lesiones cutáneas y en otras ocasiones aparecen a la vez.

“La mayoría de los contagios son por contacto estrecho en relaciones sexuales, y en un 70% de los casos el paciente padece otra ITS”

–¿En esos primeros días con fiebre, malestar, pero sin lesiones en la piel, la gente podría estar contagiando este virus sin saberlo?

–Podría ser, en teoría, pero es difícil de determinar porque no está siendo fácil reconstruir la cadena de transmisión epidemiológica de este brote, en muchas ocasiones ha sido a través de un contacto con una persona desconocida.

–¿Las lesiones aparecen solamente en la zona que ha estado en contacto con la piel del otro infectado, o se extienden por el resto del cuerpo?

–Comienzan en la zona donde ha habido contacto, porque en la mayoría de los casos del estudio comienzan en la zona genital o perianal, y luego se suele diseminar, pero es raro que haya una diseminación muy extensa, la mayoría se quedan entre 20 y 40 lesiones por todo el cuerpo.

–Tras la aparición de las lesiones cutáneas, ¿cómo evoluciona la enfermedad?

–Las lesiones se curan, pero pueden dejar cicatriz. La aparición de cicatriz y su aspecto depende mucho de la inflamación que haya habido previamente, por ejemplo lesiones sobreinfectadas, ulceradas o muy inflamatorias tienen más riesgo de dejar cicatriz, de ahí también la importancia de hacer las curas que recomendamos, más allá de eso no estamos encontrando otras secuelas. Según hemos visto en el estudio algunos pacientes presentan ciertas manifestaciones atípicas, como lesiones en la boca, la faringe o el recto, que no hacen que la enfermedad sea más grave, pero sí mucho más dolorosa.

Pablo Fernández González, dermatólogo zamorano.

–¿Las lesiones en la piel son dolorosas?

–Sí, son dolorosas y también suele aparecer inflamación en los ganglios con dolor.

–¿Son frecuentes los casos graves?

–La mayoría de los casos son leves, y se curan espontáneamente sin necesidad de un tratamiento específico. Y los que tienen estos síntomas que pueden afectar al recto o a la zona oral requieren una vigilancia más estrecha y en algunas ocasiones se han ingresado por esta razón, para controlar el dolor o vigilar que no haya ninguna complicación.

–Sin embargo, ha habido dos fallecimientos en España, ¿cómo puede llegar a matar el virus, eran pacientes con otros problemas de salud?

–Sé que cursaron la enfermedad con encefalitis, que es otra manifestación descrita del virus en los brotes de África, pero muy poco habitual en este brote de España. No han trascendido datos sobre el perfil de esos dos pacientes en concreto.

Pablo Fernández González: Perfil

Zamora, 1990

Dermatólogo en el Hospital Universitario Ramón y Cajal y miembro del grupo investigador de la viruela del mono de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Es además Máster de Medicina Tropical y Salud Internacional por la Universidad Autónoma de Madrid. Dentro de la dermatología, ha dirigido su carrera en el estudio de las enfermedades infecciosas y tropicales con afectación cutánea, con experiencia de trabajo en países como Tanzania, Etiopía o Perú.

–¿Existe algún fármaco específico para tratar este virus?

–Existe uno que se llama tecovirimat, pero no lo tenemos de momento disponible en nuestro hospital. Es un fármaco que sirve para cualquier orthopoxvirus, de hecho se desarrolló pensando en la viruela humana, que es un virus muy investigado porque siempre se ha temido su uso como arma biológica, por eso se han desarrollado tratamientos específicos y vacunas como la que se está administrando en nuestro país.

–¿A quién se administra la vacuna en España?

–Según los criterios actuales de la Comisión de Salud Pública, se está priorizando a personas menores de 45 años que mantienen relaciones sexuales de alto riesgo, incluidas dentro de las indicaciones de la PrEP (profilaxis pre exposición al VIH) o que ya tengan VIH pero no hayan desarrollado la enfermedad, y también se recomienda a personas en contacto estrecho de casos confirmados si por algún motivo tienen alto riesgo de desarrollar una enfermedad grave, ya sea por una inmunodepresión, un embarazo o si son población infantil. Además también se podría administrar a personal sanitario o de laboratorio que haya tenido alguna incidencia con el uso del EPI al manejar algún caso del virus. Las personas que entran dentro de estos supuestos pueden pedir la vacuna su médico.

–¿Qué características pueden llevar a un paciente a sufrir un cuadro grave de la enfermedad?

–No lo sabemos, se podía pensar que podría estar relacionado con la vacunación o con el estado inmunitario del paciente, pero no se han visto diferencias entre las personas de cierta edad, que en teoría están vacunadas, y las más jóvenes, ni entre pacientes con VIH y sin VIH, si bien es verdad que en nuestro entorno las personas con VIH suelen estar bastante controladas y tienen una respuesta inmunitaria prácticamente similar a los no VIH. Entonces, es difícil de saber por el momento. Tampoco se conoce aún si puede haber portadores asintomáticos.

–¿Cuánto hace que existe la viruela del mono?

–Probablemente desde siempre, todos los orthopoxvirus vienen de un mismo ancestro común, y de ahí evolucionaron la viruela humana, la viruela del mono, la viruela de las vacas, la viruela de los camellos y muchos otros.

Los pacientes se suelen curar sin tratamiento específico, pero las lesiones pueden dejar cicatrices

–¿Y este por qué a este lo llamamos “del mono”?

–Porque se describió por primera vez en monos en Copenhague en los años 50, pero en realidad el mono no es el principal reservorio, ellos se contagiaron igual que los humanos al entrar en contacto con los roedores. Se cree que la rata de Gambia es el principal reservorio, es endémica de África occidental y central, que se utiliza en esos países para comer, por eso está en contacto con los humanos.

–¿Se sabe cuándo saltó a los humanos?

–Se conoce desde los años 50, antes era complicado diferenciarla por ser tan parecida a la viruela, y más en unos años en los que no se disponía de técnicas de biología molecular para el diagnóstico. Cuando se erradicó la viruela se empezó a ver la importancia de esta otra enfermedad, con brotes más definidos, principalmente en África, hasta ahora.

“Es muy difícil que este virus se convierta en una pandemia al nivel de la del COVID-19”

–¿Está descartado el contacto por gotas?

–Se puede producir, pero no es tan fácil como con el COVID, que se transmite por el aire. Probablemente esta sea una vía muy poco eficiente de contagio, porque si no habría más casos y más extendidos. Se sospecha que ha habido algunos contagios por gotas entre convivientes, que es un contacto muy estrecho también.

–Hace unos días corría por Twitter un hilo, que resultó ser un bulo, en el que alguien aseguraba haberse contagiado por tocar el manillar de un patinete, ¿podría llegar a pasar algo así?

–Sería difícil, la persona infectada tendría que tener en la mano una lesión muy grave, exudativa, y poco tiempo después lo tocara la otra persona con una herida abierta en la mano, por ejemplo. Es poco probable.

–No es el único bulo sobre el virus que ha circulado en los últimos días.

–Efectivamente, había otro sobre una persona contagiada en el metro de Madrid, también resultó ser mentira. El problema no solo es que la gente se invente cosas en Twitter, sino también que se amplifique lo que dicen en los medios de comunicación. En cualquier caso, todas las personas infectadas deben de aislarse en sus domicilios durante tres semanas.

En algunas ocasiones aparecen lesiones en la boca, la garganta o el recto, más difíciles de tratar

–¿Por qué se está estigmatizando a los hombres gays y bisexuales si no es un requisito para contraer este virus?

–Este virus no entiende ni de prácticas sexuales, ni de religiones, ni de orientaciones sexuales. Simplemente ha dado la casualidad de que en nuestro país se ha introducido en una comunidad de hombres que tienen sexo con hombres y se ha expandido dentro de esa comunidad, pero es importante aclarar que al final todas las personas pueden ser susceptibles a esta infección, y a medida que se expanda y haya más casos, es más probable que pueda afectar a otros grupos poblacionales, a otro perfil de paciente. Al principio se extendió entre hombres que llevan a cabo prácticas sexuales de alto riesgo, como sexo con desconocidos o múltiples parejas sexuales, pero cada vez estamos viendo más casos en hombres que han tenido solo una o dos parejas en los últimos meses, se han visto casos en mujeres también... el perfil se va difuminando cada vez más.

–¿Hay un paralelismo con la reacción de la sociedad al VIH en los años 80?

–Puede ser, pero creo que con lo que ya se aprendió de los errores que se cometieron en cuanto a cómo se trató en esa época el tema del VIH, no se deberían de repetir. Los esfuerzos se tienen que focalizar en la prevención, la información veraz, insistiendo en el aislamiento de los casos y en la vacunación de las personas que pueden tener riesgo.

El virus se vio por primera vez en los monos, pero se cree que el reservorio son roedores, no simios

–¿Qué significa que la OMS haya declarado la emergencia sanitaria internacional por la viruela del mono?

–Significa que ya el virus está extendido en distintas regiones del mundo y que la OMS recomienda que todos los sistemas nacionales de salud incrementen las medidas de prevención. España es ahora mismo el segundo país con más casos identificados, solo por detrás de Estados Unidos.

–¿Puede este virus causar un colapso en el sistema sanitario que obligue a tomar medidas excepcionales como sucedió con el COVID-19?

–No, porque no es tan contagioso como un virus respiratorio, la viruela del mono requiere un contacto muy estrecho. Puede ser un problema si se endemiza y se convierte en una enfermedad más en nuestro medio, porque tendríamos más eventos desafortunados: más fallecimientos, o afectación de otros grupos poblacionales que puedan tener una respuesta diferente al virus. De ahí la importancia de controlarlo cuanto antes. También sería un problema si saltara a la fauna silvestre, porque actuaría como reservorio.

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