"Contentos no, contentísimos". Los vecinos de Figueruela de Abajo no se llegaban a creer que el obispo de Zamora, Fernando Valera, se convirtiera por unos minutos en su propio párroco y fuera quien concelebrara la misa del domingo junto al cura del pueblo, Marcelino Gutiérrez.

Y así ha sido. El sábado el párroco les había avisado, mañana viene el obispo. Y al filo del mediodía se ha presentado él solo en el pueblo, conduciendo su propio coche y ayudado por el "tom tom", en la que es su primera salida a la Zamora rural del año 2022. "Es un orgullo para nosotros que don Fernando nos haya dicho la misa" comentaba eufórica la alcaldesa pedánea Mari Pérez Centeno.

Fue tan puntual que ni siquiera había llegado el párroco, así que fueron los propios vecinos, apenas un puñado, quienes se convirtieron en los primeros anfitriones del prelado.

No llegaban ni a 20 las personas que acudían a la misa del domingo -en este pueblo se mantiene la celebración dominical- en la iglesia de Santiago Apóstol, que los feligreses mantienen como una "tacita de plata". "El obispo se ha quedado sorprendido de cómo cuidamos nuestra parroquia y lo limpia que la tenemos" ha revelado la alcaldesa sobre la breve conversación con Fernando Valera.

El primer representante de la diócesis ha podido además contemplar el nacimiento realizado por los propios vecinos, una obra artesanal en la que cada uno ha aportado lo mejor de sí.

Cuentan que esta deferencia hacia el pequeño pueblo alistano ha coincidido con el 54 aniversario de la ordenación como sacerdote de Marcelino Gutiérrez. "Ha querido tener ese detalle con él y le ha coincidido bien el horario de nuestra misa. Nosotros estamos encantados; es una persona cercana y joven".

Y con tanta emoción se les ha olvidado hacerse una foto para el recuerdo con los apenas 20 feligreses. "Tendrá que venir otro día". Eso sí, para la memoria del propio prelado zamorano queda la foto en el altar junto al párroco local. Una imagen tomada con el propio móvil del obispo, que dejó a una vecina para que inmortalizara el momento. Luego Fernando Valera se la pasó a la alcaldesa y es la imagen que corre como la espuma.

"Es que no todos los dìas te dice la misa el obispo" cuenta Mari Pérez sin perder la euforia del momento.