La Coordinadora Rural Zamora lanza una llamada a “las personas preocupadas por sus territorios” para que se unan a las asociaciones de sus pueblos, “pues ellas son quienes llevan años luchando y trabajando por ellos”. En la misma línea de unión, también anima a las asociaciones a que busquen y se unan a los colectivos más amplios “para conseguir acciones con mayor impacto social para nuestras regiones”. Como ejemplo, a nivel provincial, la Coordinadora Rural Zamora se presenta como uno de esos colectivos “que pretendemos actuar de forma unida y global por el beneficio de nuestros pueblos”.
“Si conseguimos esa unión del mundo rural, en nuestros pueblos podrán seguir sonando las campanas, no como señal de peligro, sino como signo de esperanza” apunta un comunicado de la Coordinadora Rural unos días después del gran toque de campanas nacional el pasado 31 de marzo, al que se sumaron numerosos pueblos de Zamora, como una llamada de atención a los poderes públicos dentro de la Revuelta de la España Vaciada.
“Se trató de una acción conjunta para hacernos escuchar desde los pueblos. El toque de campanas ha servido para marcar algunos de nuestros momentos personales más importantes, pero sobre todo ha sido el sonido utilizado para realizar una llamada a la labor colectiva en los pueblos. Con el toque de campanas los habitantes de los pueblos han acudido a formar parte de las celebraciones, pero también se han utilizado como llamada a la acción grupal en situaciones de peligro o auxilio”.
Ese fue el motivo por el cual la Coordinadora de la España Vaciada, de la que forma parte la Coordinadora Rural Zamora, decidió que el toque de campanas sería el acto central del segundo aniversario de la Revuelta de la España Vaciada. Aunque reconocen “escaso avance político”, sí se ha producido “un gran progreso es en el movimiento social y asociativo”.
Para la Coordinadora Rural de Zamora, la unión de los movimientos asociativos “crea las sinergias imprescindibles para defender nuestro territorio”. Y así se demostró en el toque de campanas con el apoyo de la Asociación de Campaneros y el esfuerzo de los ciudadanos de los pueblos.
“Si conseguimos esa unión del mundo rural, en nuestros pueblos podrán seguir sonando las campanas, no como señal de peligro, sino como signo de esperanza”.
