Un grupo de 14 alpinistas del Curso Superior de Montañismo para ciegos han coronado el Grande Sassière de 3.751 metros en los Alpes Graianos de Francia e Italia, en la región francesa de Vanoise. Esta ascensión se enmarca dentro de la III Expedición inclusiva a nivel mundial, dentro del Proyecto Educación, Inclusión, Deporte Ocio y Discapacidad (EIDóS). El Grupo de Montaña de la ONCE de Madrid puso en marcha este proyecto de montañismo, fundado por veteranos alpinistas videntes y ciegos.

La expedición en la participaron tres montañeros ciegos o con discapacidad visual grave, lleva apellido sanabrés. La única mujer con discapacidad, Erika Gabaldón Carbajo, desciende de San Román de Sanabria. Su madre Manoli Carbajo señalaba su orgullo por los retos que ha ido superando su hija y su gran voluntad de superación.

Erika Gabaldón de 38 años nació con ceguera grave al igual que su hermano Alfonso, superando no pocos retos. Es fisioterapeuta, carrera universitaria que cursó en la Universidad Autónoma de Madrid. Para llegar al centro “tenía que coger cinco transportes: dos trenes, un autobús y dos líneas de metro” relata su madre.

La parte teórica fue igual para todos sus compañeros, aunque con textos adaptados al braille. La parte visual de las asignaturas se suplieron con prácticas más exhaustivas con la disección de cadáveres para “ver” con sus manos. Hizo prácticas en el Hospital de la Paz de Madrid y en el Centro de Parapléjicos de Toledo. “La naturaleza es muy sabia, cuando te falta un dedo utilizamos la otra mano” y es que una de las grandes destrezas de Érika es su gran capacidad de orientación.

La fisioterapeuta de 38 años nació con una ceguera grave, al igual que su hermano Alfonso

Su ángulo de visión es de 0,003 pero “¡se defiende tan bien!”. Esa afirmación está más que justificada porque Érika, cuando pasa días de verano en San Román, recorre sola a diario los cinco kilómetros circulares desde la calle de abajo de San Román cruza el río Truchas hasta Sotillo y vuelta “haciendo la herradura”, unos 5 kilómetros que recorre en tres cuartos de hora. Érika se integró en el grupo de senderismo de la ONCE donde lleva más de una década. Cuando sus padres van de paseo hasta Limianos “nos da dos veces la vuelta”.

Pero sus veranos, desde niños, en Sanabria no solo han sido San Román, sino visitas al Lago o tomar algo en Puebla o El Puente. Su madre explica que han procurado de viajar por España para conocer otros lugares, aunque siempre hay una estancia en la tierra materna.

“Desde muy pequeños les enseñé a mis hijos que hay más caminos más áridos que el asfalto”. Cuando los hermanos eran pequeños entró en vigor la “Ley de Integración” y cursaron sus estudios en un colegio público. Con dos niños pequeños ciegos “o te quedas lamentándote o intentas sacarlos adelante” y “cogimos –Manoli y su marido Alfonso Gabaldón- la segunda opción y nos metimos en esa vorágine. Y no tienes tiempo de pensar nada”. Con su coche, Manoli llevaba a sus hijos al colegio y a todas las actividades que fueran necesarias”.

La expedición forma parte del proyecto del Grupo de Montaña de la ONCE

Reconoce que si hubieran vivido en San Román “lo habríamos tenido muy difícil porque no hay recursos ni medios”. “Nosotros hemos tratado de enseñarles pero es verdad que son ellos los que nos enseñan a nosotros”.

La expedición completó su escalada un día después de hablar con Manoli “que sirva de reconocimiento y homenaje a todos ellos” y que dar a conocer la hazaña de Érika pueda servir a otras personas con deficiencia visual.

Los 14 alpinistas han convivido desde el días 26 al 30 de agosto, en las mismas condiciones que se dan en un campo base, además de recibir formación en técnicas de progresión por glaciar, medidas de autoprotección y rescate, dentro de la disciplina de Montañismo para Ciegos.