Jesús Pintado, joven ganadero de Gáname de Sayago, abandonó ayer por un rato las tareas del campo para plantarse, junto a su mujer, en la plaza de Bermillo de Sayago. Eran 5 minutos, el paro simbólico de un territorio que lucha por su dignidad y quiere seguir formando parte del tejido social y productivo de este país. "Estoy aquí porque defiendo el mundo rural en el que vivo y porque quiero que se luche por los oficios que llevan manteniendo esta comarca toda la vida".

Como Jesús, más de un centenar de personas se reunieron en Bermillo para dar visibilidad a los pueblos, a esa manida descripción de la "España vaciada" que no acaba de convencer a mucha gente. "A mi lo de vaciada me suena fatal" comentaba una vecina. Entre el grupo, una nutrida presencia de estudiantes del IES Arribes de Sayago, jóvenes de toda la comarca que representan el futuro de esta tierra. "Queremos que se mantengan las escuelas y el instituto; luchamos desde hace muchos años para que se implanten módulos de Formación Profesional, desde la Asociación de Madres y Padres lo llevamos pidiendo porque muchos de nuestros hijos se tienen que ir fuera a estudiar" reivindicaba Rocío Sastre, vecina de Torrefrades y madre de dos hijas.

"Estoy aquí porque me importa que mi pueblo se quede vacío, porque quiero que los políticos tomen decisiones pensando en los pueblos" expresaba Rocío. "El mundo rural se ha puesto de moda pero, lejos de apoyarlo, hacen todo lo contrario, destruirlo" apuntaba Jesús Pintado. "Lo que se necesita es menos hablar y más actuar". Nadie más autorizado para exigir servicios públicos dignos, menos burocracia, Internet a una velocidad garantizada o una adecuada cobertura telefónica que los habitantes del mundo rural.

Como Lorenzo Ferrero, vecino de Gáname. "Estamos aquí para defender los valores del mundo rural, hay que desterrar los clichés que tanto se han potenciado y han favorecido la emigración. Las administraciones se tienen que tomar en serio a los pueblos porque hay un riesgo de que se desestructure el tejido social y de que esto al final sea un territorio incontrolable. No se puede dejar perder todo un legado, el paisaje, la actividad agraria y ganadera, las costumbres, en definitiva un territorio", defendía este sayagués, presidente de la asociación "La Mayuela".

En la concentración también el alcalde de Bermillo, Raúl Rodríguez: "a quien corresponda que tome nota, no somos ciudadanos de segunda" advertía. O el presidente de la Asociación de Jubilados, Segundo Magarzo, "si cada vez hay menos gente, esto va a peor. Necesitamos que se nos apoye y se nos escuche; nos sobra burocracia, queremos hechos reales". Otro grupo de mujeres mantenía una animada conversación en torno a "lo que ha perdido Bermillo. Antes vivían aquí los funcionarios, ahora nadie; y si no quieren vivir que por lo menos se empadronen" defendía una maestra jubilada. "Después de las tres es un pueblo fantasma". "¿Dónde están nuestros hijos?, todos fuera. Si no hay trabajo, aquí no para nadie", intercedía otra mujer. "Por eso estamos aquí, para que se haga algo por los pueblos" sentenciaba otro vecino.