Los colores rojo y amarillo de las vestimentas zamoranas han aportado color y alegría a una mañana gris en la que ha reinado el espíritu festivo. Sin dar la espalda en ningún momento a la imagen del Niño, los danzantes han procesionado desde la iglesia hasta la ermita haciendo sonar las castañuelas, al ritmo de la flauta y el tambor de Alberto Jambrina.

Durante la misa previa, los más jóvenes han ofrecido alimentos en muestra de respeto. Las donaciones estarán destinadas al Banco de Alimentos de Zamora.