Villanueva de Valrojo y su historia de siglos, de años y de días, se ha mantenido unida a la típica celebración pagana de los "Carnavales de Cencerros". No podemos afirmar que el inicio de nuestros carnavales fuera unido al nacimiento del pueblo, pero sí nos han llegado testimonios de personas que nos confirman que sí se celebraron a lo largo de todo el siglo XX, exceptuando los años de Guerra Civil.

En la celebración del antruejo -que según la Real Academia Española es el conjunto de los tres días de carnestolendas anteriores al Miércoles de Ceniza- participa todo el pueblo, aunque son los jóvenes lo que lo hacen de una forma más intensa. Antaño la celebración estuvo vetada a las mujeres, pero en la actualidad no hay distinción de sexo. Tampoco se dejaba participar antiguamente a los menores de 14 años que no podían ni siquiera acercarse al pajar donde se reúnen los trajes, cencerros y caretas, ahora todo a cambiado y son ellos los que empiezan a correr los carnavales. Normalmente el carnaval se empieza a correr semanas antes del Domingo Gordo. Ya lo dice el refrán: "los mozos sin seso, por san Antón corren el antruejo",

Los carnavales de cencerros suelen llevar una tralla que como signo de autoridad y fuerza hacen sonar en el aire. Otro artilugio típico son las tenazas o escaleras de madera que se utilizan para coger a la gente tras la que corren. Antiguamente se usaban también para llegar a las ventanas y balcones donde estaban las mozas, pues no salían a la calle por miedo a que les pellizcaran y "metieran mano". Y, es que pegar con la tralla, coger a la gente con las tenazas y pellizcarle, todo está permitido a los disfrazados. Los cencerros son la parte más importante de los carnavales y la más cara del traje.

En la posguerra, los carnavales fueron prohibidos en todo el país, siendo Villanueva de Valrojo uno de los lugares donde siguieron realizándose, en parte gracias a la buena voluntad de los sucesivos alcaldes que nunca se opusieron. Cuentan que en los días más importantes de carnaval, un alcalde se iba del pueblo con el fin de hacerse el desentendido cuando llegara la Guardia Civil, otro los invitaba a su casa a comer y beber para que en la calle el pueblo se divirtiera. Tampoco hubo generalmente oposición por parte del cura, que con tal de que no se corriera el carnaval durante la misa o el rosario, se daba por satisfecho. La mayor oposición fue por parte de los maestros que había en el pueblo, seguramente porque eran de fuera y no sentían un arraigo especial por la fiesta, aparte de por sus ideas políticas.

Los días más importantes del carnaval son el Domingo Gordo y el martes. Hasta hace algunos años, el martes de carnaval por la mañana, los vecinos iban a concejo a arreglar caminos hasta mediodía. Por la tarde se volvía a reunir el pueblo para el convite que daba la Junta Administrativa y que actualmente se sigue dando. Es el martes cuando aparece la figura del Demonio, y lo hace durante la verbena, después de apagarse las luces portando una tornadera de madera y azufre ardiendo, impresionando y asustando al público asistente. A veces el azufre es sustituido por incienso. El demonio irrumpe en el baile como diciendo: "disfrutad de la diversión y los excesos porque mañana empieza la Cuaresma con los ayunos y las abstinencias".

La cordialidad, la diversión y el buen humor son las notas predominantes del carnaval, quedando a un lado cualquier tipo de rencilla que pudiera haber. Así pues, podemos decir que los carnavales representan unos días de diversión, pero no sólo los días grandes, sino todos los domingos desde que se empieza a salir con los cencerros.

Es tradición que después del carnaval, los mozos fueran por las casas del pueblo pidiendo los chorizos para comerlos después. Actualmente esta tradición se realiza los lunes de carnaval por la tarde-noche para después cenar los chorizos tanto mozos como mozas. En la gastronomía destaca un típico postre, las fiyuelas.