La baja población y "el hecho de que no queden ejemplares suficientes para que sean reproductores viables", los extremos climáticos que afectan al río Negro hacen urgente la toma de decisiones. "Las obras de mantenimiento del biotopo que crean y mejoran zonas de lechos adecuados para los agregados y para la freza de las truchas son medidas "in situ" necesarias, y deben implementarse en todo el cauce medio" al decir de Javier Morales y Miguel Lizana. Por otro lado, consideran "necesarias acciones de seguimiento científico de los agregados ya que cada ejemplar posee un elevado valor y su rescate tras una riada o sequía y posterior agrupación en lugares favorables aumentaría la posibilidad reproductiva".

También estiman como "imprescindible afrontar de manera inmediata un programa intensivo de propagación anual de la especie por los mejores tramos mediante infestación masiva de alevines de trucha, y simultáneamente implementar un sistema de cría en cautividad de juveniles en instalaciones tecnificadas que permitan su liberación con edad superior a 4-5 años, y que aumente su probabilidad de supervivencia en las zonas restauradas. El refuerzo poblacional de juveniles producidos con estas técnicas es la única solución para evitar la extinción inminente ya que sin reclutamiento de forma natural en el río no existe viabilidad para esta metapoblación".