Cientos de castellanos y leoneses de las nueve provincias cumplieron hoy con la tradición de visitar los cementerios para recordar a sus fallecidos con motivo de la festividad de Todos los Santos y los Fieles Difuntos. En todas las localidades de la Comunidad la estampa fue más o menos la misma: largas colas de coches a la entrada de los camposantos, ritos religiosos por el alma de los difuntos y un ir y venir de personas, en solitario, en pareja o incluso en familia, con ramos o centros de flores en las manos.

El tiempo acompañó a lo largo de toda la jornada en algunas de las provincias, a pesar de las bajas temperaturas registradas a primeras horas de la mañana, pero en otras el sol no pudo con el viento, las nubes y la lluvia. Tras la visita a los cementerios, los ciudadanos se mantuvieron fieles a otra costumbre más dulce: la de abarrotar confiterías y panaderías para comprar huesos y buñuelos.

La tradición de acudir a los cementerios a recordar a los seres queridos y acompañar esa visita con cientos de flores -sobre todo claveles, margaritas y gladiolos- se mezcló hoy en la provincia de Ávila con la de degustar buñuelos de viento -rellenos de crema, nata o chocolate- y huesos de santo -también de chocolate, café, yema, membrillo o crema-.

En el sur de la provincia, en el Valle del Tiétar, a esta tradición, sin embargo, se une otra más ancestral y que está relacionada con el fin de la recogida de la castaña. A semejanza del magosto leonés, en numerosas localidades de esta comarca abulense y, especialmente, el Barranco de las Cinco Villas, se hacen ´calbotes´, es decir, castañas asadas, en la popular fiesta de la calbotada, ´calbotá´ o ´moragá´, que continuará, el próximo fin de semana en Cuevas del Valle con la degustación de ´calbotes´ y angélica, el licor que les acompaña.

Miles de burgaleses se acercaron hoy hasta el cementerio de San José, que cumple un siglo, para recordar a los suyos y acompañarles a los pies de sus sepulturas. Aunque la lluvia fue una constante durante toda la jornada, el camposanto burgalés se convirtió en un ir y venir de familias que dejaron flores sobre las tumbas de los que un día les acompañaron en su día a día.

El centenario camposanto, que actualmente se encuentra en el extrarradio de la ciudad, en otro tiempo estuvo situado en las laderas del castillo, donde actualmente se ubica un conocido hotel. A comienzos del siglo XX, muchos de los panteones se trajeron piedra a piedra hasta ubicarlos en la que es hoy la zona más antigua del cementerio municipal burgalés.

Los leoneses acudieron a los cementerios de la provincia para recordar a sus familiares y adornar con flores las lápidas, que durante estos días se llenan de colorido. Pese a ser una mañana bastante fría, la lluvia, que no dejó de caer durante los últimos días en la provincia, respetó finalmente a todos los que quisieron visitar las tumbas sus seres queridos. De este modo, todos pudieron disfrutar de esta jornada de reunión familiar, en la que mucha gente regresa a los pueblos sólo para estar presente en esta tradicional celebración.

Horarios ampliados

En Palencia, cientos de personas participaron en las celebraciones religiosas desde las 7.45 a las 19 horas de manera ininterrumpida, en un horario ampliado desde el pasado sábado por el Ayuntamiento en el cementerio de la capital. Se habilitó un aparcamiento regulado en el anexo polígono de San Antolín y sólo se permitió el acceso a taxis, autobuses especiales habilitados cada 15 minutos desde la plaza de León y a una treintena de profesionales de venta de flores en la capital. Dos operarios uniformados atendieron las consultas que sobre ubicación de sepulturas, servicios municipales y cualquier duda surgida entre los visitantes.

El nuevo obispo de la diócesis, Esteban Escudero, ofició a las 11 de la mañana la tradicional misa de difuntos por la mañana -a la que se sumaron otras tres durante la jornada festiva- en el altar que se colocó al aire libre a tal fin, instalando en los alrededores del mismo 300 sillas plegables. A su vez, a primera hora de la tarde tuvo lugar una procesión dentro del recinto funerario, acompañando al sacerdote varios integrantes de la Cofradía de Ánimas y personal del cementerio.

El frío fue intenso, pero al menos el día amaneció soleado en Salamanca en el Día del Todos los Santos, por lo que el goteo de personas que se acercaron hasta los cementerios de la ciudad fue constante. Como es habitual, los alrededores de la zona del cementerio de San Carlos Borromeo albergaron desde primeras horas de la mañana los puestos típicos de flores, pero también otros de repostería tradicional, como de roscas de anís o buñuelos.

Las tumbas y nichos del cementerio, en el que se encuentran enterrados personajes ilustres como Miguel de Unamuno, el doctor Filiberto Villalobos y el abogado Serafín Holgado, asesinado en la llamada ´Matanza de Atocha´, mostraron un aspecto muy cuidado, con numerosas flores que los familiares fueron colocando, algunos de ellos la víspera de la celebración para evitar las aglomeraciones de esta fecha.

Los salmantinos contaron por primera vez en esta festividad con las instalaciones del nuevo tanatorio municipal, en las que se han invertido más 5 millones de euros. El tanatorio tiene una superficie de más de 12.000 metros cuadrados y 15 salas velatorio, así como aparcamiento propio.

Frío y lluvia

Centenares de personas se acercaron un año más al cementerio del Santo Ángel de la Guarda de Segovia, sin importarles el frío y la lluvia, para dedicar unos minutos al recuerdo de los seres queridos, cuyos restos mortales descansan en nichos, laudes y panteones. Aunque la presencia de público fue estimable a lo largo de la jornada, no fue necesario establecer medidas de tráfico para regular la entrada y salida de vehículos por la zona, controlada por la Policía Local.

El cementerio del Santo Ángel de la Guarda, inaugurado en el año 1821, cumplirá su bicentenario ejerciendo la función para la que fue creado, ya que todavía tiene capacidad para, al menos, otros 15 años, de acuerdo con las previsiones del Ayuntamiento de Segovia. A fecha de hoy, el camposanto cuenta con cerca de 650 nichos libres, de ellos, 250 en columbarios.

Cientos de sorianos se acercaron al turístico cementerio de la capital, donde está enterrada la que fuera esposa del poeta Antonio Machado, Leonor Izquierdo, para honrar a sus difuntos a lo largo de la jornada. El sol brilló a medias, entre nubes y claros, y la temperatura respetó a las personas que visitaron el camposanto, situado en las inmediaciones de la iglesia de Nuestra Señora del Espino, al lado de cuya entrada está el olmo seco al que el poeta dedicó sus famosos versos.

En Valladolid, la festividad tuvo un nombre propio: el del escritor Miguel Delibes, fallecido el pasado 12 de marzo. Cientos de vallisoletanos se acercaron a la tumba del autor de ´El camino´ y ´Cinco horas con Mario´, ubicada en el Panteón de personas ilustres del Cementerio de El Carmen, junto a los restos de la escritora Rosa Chacel, el dramaturgo y poeta José Zorrilla o el bailarín Vicente Escudero.

El sol y la ausencia de viento, muy intenso en la jornada anterior, permitieron a los vallisoletanos pasear con tranquilidad por el camposanto más antiguo de la ciudad, que a primera hora de la mañana recibió la visita de una nutrida representación de miembros de la corporación municipal, encabezada por el alcalde, Francisco Javier León de la Riva.

La comitiva se detuvo ante las sepulturas de varios alcaldes de la ciudad, así como en los monumentos funerarios de las Fuerzas Armadas y de los Bomberos, antes de llegar al Panteón de personas ilustres, donde se rezó un responso y se dedicó una corona de flores tanto a Delibes y a su esposa, Ángeles de Castro, como al resto de personajes enterrados allí.

Primavera floral

Los zamoranos aprovecharon los tres días del puente de Todos los Santos para honrar a sus difuntos. En el caso de la capital, miles de personas se desplazaron al cementerio municipal de San Atilano para adecentar las sepulturas y cumplir con la tradición de colocar en ellas los centros y ramos de flores que cada año parecen llevar la primavera a los camposantos.

Para facilitar el desplazamiento de los ciudadanos al cementerio, la empresa concesionaria de los autobuses urbanos amplió el servicio de la línea que conduce al camposanto con autobuses cada diez minutos durante la jornada festiva y el domingo. Así mismo, el Ayuntamiento reforzó la vigilancia policial tanto en los accesos y el exterior del cementerio como del interior del recinto "con el fin de prevenir en lo posible la acometida de pequeños hurtos o sustracciones de flores", según informaron fuentes municipales.