Benavente a ritmo de África

El taller de percusión de los Ugandan Sticks, organizado por Ledo del Pozo en la Mota, une culturas en torno a los tambores y djembés

Yiga marca el ritmo a lo participantes del taller de percusión. | E. P.

Yiga marca el ritmo a lo participantes del taller de percusión. | E. P. / Eva Ponte

El ritmo de sus tambores ha logrado unir culturas. Los jardines de la Mota de Benavente acogieron ayer un taller de percusión en la que niños y mayores se acercaron a la musicalidad de los tambores y djembés del grupo de jóvenes ugandeses, pertenecientes a un orfanato de Kireba, que se conoce como Ugandan Sticks y forma parte del proyecto “Música para salvar vidas”. El taller organizado por el Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo ha contado con gran aceptación en Benavente donde los participantes han podido disfrutar de la pasión por la música de estos jóvenes, que están de gira por España y a los que acompaña la presidenta de la asociación Elisabeth Michot.

El grupo de ugandeses finalizando el taller de percusión. | E. P.

El grupo de ugandeses finalizando el taller de percusión. | E. P. / Eva Ponte

Los cambios de corporaciones municipales, las dificultades económicas de algunos ayuntamientos e, incluso, la falta de interés de otros ha hecho este año más difícil la gira de este proyecto que recauda dinero para dedicarlos al funcionamiento del orfanato de donde proceden.

Ejercicios de calentamiento antes de empezar el taller. | E. P.

Ejercicios de calentamiento antes de empezar el taller. | E. P. / Eva Ponte

Elisabeth Michot reconoce que durante todo el año está de gira con distintos grupos que pertenecen a este proyecto y se ha convertido prácticamente para ella en un modo de vida.

Varios niños disfrutando del ritmo de los tambores. | E. P.

Varios niños disfrutando del ritmo de los tambores. | E. P. / Eva Ponte

Los Ugandan Sticks han logrado trasmitir a los benaventanos la pasión de sus movimientos, de su cultura musical. Explica Michot que “allí, en Uganda, todo el mundo baila. Las danzas, los bailes, son una materia importantísima y obligatoria en la formación de los colegios. Luego hay chavales con más talento que otros. En el orfanato tenemos a gente profesional de baile y música y muy valorada allí. El trabajo de base ha sido muy importante”.

El taller celebrado en los jardines de la Mota en la mañana de ayer, a pesar de no compartir el mismo idioma, permitió a los participantes intentar seguir el ritmo marcado por los jóvenes ugandeses. En el espectáculo de teatro y danza mostrado en la noche del viernes también mostraron parte de su cultura, de su día a día.

«No sé hasta qué punto el público entiende todo lo que ellos han representado: los rituales, la fe, la esclavitud, los animales. No lo sé. Espero que le guste a la gente y les llegue al menos parte de lo que se quiere transmitir» señala Michot. Y es que parece difícil cuando «lo cierto es que nos encontramos con que la gente no sabe ni dónde está Uganda, esa es la realidad”, añade la presidenta.

Estas iniciativas son importantes para la recaudación de fondos, que es la prioridad del proyecto puesto que «todo vale dinero. La idea es llegar a la profesionalidad de estos chavales. Y es muy difícil. Cualquier papel que haces cuesta dinero, allí la escuela no es gratuita, todo vale mucho». Pero también es importante para dar un paso más hacia la integración social. Cuesta aún hoy ver más allá del color de la piel. «La integración social es muy complicada, se logrará por la necesidad de contar con gente que trabaje. Pero nos encontramos aún con gente que se sorprende cuando ve a cinco negros llegando a la sala del desayuno. Existe rechazo aún a otro color de piel».