J. A. circulaba a unos 80 kilómetros por hora apenas unos segundos antes del accidente ocurrido el domingo en el Cruce de Los Alamos, en Quiruelas de Vidriales,que se saldó con una pareja herida.
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"Hablaba con mi hijo de dónde íbamos a comer y de repente ocurrió todo". El monovolumen cruzó la N-525 "sin hacer el stop" del cruce en dirección a Quiruelas. "Lo vi por el rabillo del ojo. Maniobré a la derecha. El retrovisor del camión se llevó la señal de stop por delante, pero mi maniobra les salvó la vida".
El impacto levantó el vehículo en el aire y lo arrastró 16 metros, pero la colisión fue frontolateral, no de lleno. De otra manera el siniestro hubiera podido tener consecuencias fatales. La conductora sufrió una fractura de clavícula y el ocupante, un varón, diversas heridas. La pareja quedó atrapada en el vehículo.
El camionero viajaba hacia Galicia con una carga de quesos recogida poco antes en Santa Cristina de la Polvorosa. Al producirse el choque, habló con los heridos. "Solo vi una cosa blanca", le explicó la conductora. Saco el botiquín del camión y lo dejó en manos de una enfermera catalana que acudió a asistir a los heridos.
Clientes fijos y ocasionales de una cafetería cercana, transeúntes y vecinos de la zona, incluso carretilleros de la fábrica de quesos de Santa Cristina que tuvieron noticia del siniestro se acercaron para prestar ayuda y para tratar de regular el tráfico hasta que llegara la Guardia Civil, e intentar abrir las puertas del monovolumen para aliviar a la pareja atrapada.
Una mujer que estaba en bar se hizo cargo del hijo del camionero mientras este ayudaba y facilitaba los datos a la Guardia Civil. No viajaba con él, como se informó erróneamente.
El camionero ha agradecido la ayuda prestada por la enfermera catalana, una estudiante de medicina y el personal de la residencia geriátrica que colaboró durante el accidente y a todas las personas que colaboraron hasta que llegó la Guardia Civil, los sanitarios del 112 y los bomberos de Benavente.