El refugio de Santa Lucía

M. A. Casquero

La luz del sol se abría paso entre los nubarrones del cielo en Brime de Sog, al mediodía de ayer, como queriendo otorgar una tregua al paso de la santa protectora de la vista y de los desamparados.

Es en esta localidad vidrialesa en la que se sigue venerando con todo boato a Santa Lucía, consistiendo ya en el único reducto de la zona en el que se le rinde tributo. En la iglesia y en la calle.

Desde el pórtico del templo parroquial salía en procesión la pequeña talla barroca representando a la virgen y mártir hasta el Barrio de Abajo, a donde acuden todas los desfiles procesionales a excepción del dedicado a la fiesta de la Sacramental que lo hace al Barrio de Arriba.

Un pueblo unido en costumbres y tradiciones aunque con el caserío separado a ambos extremos, al naciente y al ocaso.

Santa Lucía forma parte en este pueblo de la relación de los «cuatro santicos» de honda veneración (el 17 de enero San Antonio Abad, el 3 de febrero San Blas, 16 de agosto San Roque y 13 de diciembre Santa Lucía), teniendo el cúlmen en la patrona la Virgen de Secos y la fiesta dedicada a la Sacramental.

Lo que actualmente une la iglesia parroquial que se alza ente ambos Barrios, antiguamente lo hacían dos ermitas, una la de San Roque, en el Barrio de Abajo, a cuyos pies discurre la calzada romana señalada en el itinerario del emperador Antonino como la Vía XVII y, la otra, a su entrada, la dedicada a la Santa Cruz.

Las ruinas de esta última desaparecieron en la década de los años treinta del siglo XX quedando únicamente la del santo protector de las enfermedades y de los peregrinos hasta su paso a titularidad privada.

En la jornada de ayer 13 de diciembre, Santa Lucía recibía la veneración de sus devotos recordando las ausencias de seres queridos y vecinos que han forzado a mermar considerablemente el registro poblacional.

ras el desfile procesional, los asistentes participaron en la misa en honor a la santa oficiada por el párroco Miguel Hernández.

Al finalizar la ceremonia el presbítero daba a besar las reliquias de la protectora de la vista y de los desamparados. Como siempre se ha hecho y como quieren los vecinos que se siga haciendo en este pueblo de Brime de Sog.