El Centro de Día de Alzheimer de Benavente no será un edificio social al uso. El inmueble ha sido concebido pensando en el emplazamiento y sobre todo en su entorno. El edificio, que nace «ante la necesidad que experimenta la Asociación de Enfermos de Alzheimer de Benavente de aumentar su espacio de trabajo, debido al creciente número de pacientes que no pueden atender y por disponer de unas instalaciones mínimas y mal acondicionadas», tiene en cuenta el emplazamiento de forma especial.

La «condición periférica» de la ciudad dentro de la meseta «posibilita, por un lado, la existencia de una topografía particular en la zona, con pequeñas lomas y la afluencia de varios ríos en sus en sus valles, y por otro, su enclave histórico como cruce de caminos, con la distribución de las principales arterias de comunicación del noroeste de la península», recuerdan los arquitectos que han realizado el proyecto, el benaventano Rubén García y el vallisoletano, Enrique Juanes.

La parcela en la que se alzará el Centro de Día está emplazada en la Urbanización Bellavista «en un lugar limítrofe dentro del municipio, en una de las principales zonas de expansión de la ciudad, contaminada por un gran número de viviendas unifamiliares, pero contigua a una zona de tierras de cultivo, lo que enfatiza su condición de límite entre ciudad y campo».

Según los arquitectos, el nuevo Centro de Día «intenta dar respuesta a esta doble situación limítrofe, territorial y urbana, ayudado por dos valores de partida, la topografía de la propia parcela y la idiosincrasia de la Asociación». Con este propósito «se utiliza sólo la mitad superior de la parcela, reservando el resto de la misma para una futura ampliación, es en esta parte donde, impulsado por la sinergia de la comunidad frente a esta enfermedad, un estrato rasga la pendiente creando una nueva planicie, que se cierra hacia su lado más urbano con un nuevo impulso a mayor altura». Los proyectista prevén de esta forma crear «una nueva línea de horizonte, verdadera protagonista del proyecto, que se relaciona con la actual por las diferentes texturas y tonalidades de los materiales utilizados en la cubierta-aljibe y que mira con nostalgia la gran meseta castellana».

El proyecto prevé excavar el estrato emergente en la superficie para albergar los diferentes usos, que se dividen en cuatro zonas según sus niveles de privacidad y uso.

Dos grandes muros de hormigón «penetrarán en el interior» y dividirán los espacios en públicos (público-administrativo: despachos profesionales, y público-exterior: salas polivalentes) y privados. Estos últimos se han proyectado «pensando siempre desde las necesidades específicas de personas con la enfermedad de Alzheimer y se articulan a partir de dos pasillos de gran anchura aunque diversa, para caracterizarlos y fomentar la orientación, ya que se conciben como estancias importantes dentro del funcionamiento terapéutico del Centro».

A partir de estos pasillos se accederá a los espacios ocasionales (sala de estar, comedor, patios-estancias y aseos) y a los frecuentes (guardarropa, gimnasio, baños geriátricos, patios-estancias y aulas). «De esta forma se presenta un esquema claro y rotundo que optimiza el funcionamiento del Centro, tanto desde el punto de vista de su utilización, permitiendo el uso simultáneo, sencillo e independiente de las diferentes zonas, como del aprovechamiento de sus recursos energéticos, artificiales y naturales», explican los arquitectos.

En el interior «es de gran importancia» la continuidad de la línea de barandillas en los pasillos, los patios-aulas que permitirán desarrollar actividades en el exterior a la vez que obtener ventilación e iluminación natural, o el uso exclusivo de tres materiales, vidrio, u-glass y trasdosados de madera. «En este sentido, las aulas cobran un valor especial, ya que son los únicos espacios que se caracterizan por medio de la diversidad del color utilizado en sus diferentes cajas, aquellas que contienen los baños geriátricos y los almacenes, y por los grandes ventanales que conectan el espacio excavado con el horizonte lejano».

El resto de la parcela es la zona ajardinada que participa del mismo juego que el de la cubierta, «debido a su origen común, y que se relaciona con el paisaje circundante por medio de los diferentes materiales utilizados». Esta zona se concibe será la a más grande del Centro de Día, ya que en ella se fomentarán las actividades al aire libre, junto con los patios-aulas, «lo que garantiza a los pacientes el contacto directo con el exterior y el paisaje».