Los tiempos de crisis también son tiempos de oportunidades. Y en un contexto como el actual en el que prima la distancia de seguridad, la provincia ha sabido sacar tajada de la idiosincrasia del terruño con la iniciativa “Zamora, espacio vital”. Una campaña conjunta del Ayuntamiento y Diputación puesta en marcha desde el inicio de la pandemia, pero vigente hasta nuestros días —ante la voluble evolución de la pandemia— que apuesta por potenciar el turismo de calidad frente al turismo de masas. Así, la provincia vende la disposición de espacio como recurso turístico para mantener las distancias frente a las aglomeraciones.

Un innegable atractivo para el turista a día de hoy que se suma al resto de bondades turísticas de la provincia como su patrimonio natural, artístico, popular, cultural y gastronómico, entre otros muchos encantos. De hecho, en este 2021 el territorio está de estreno con la marca “Zamora Enamora”, ganadora del concurso impulsado por Zamora 10. Según sus creadores, el eslogan pretende infundir amor propio y ajeno por la historia, la naturaleza, el arte, la gastronomía y la gente de estos lares.

Habrá que esperar al efecto de estas nuevas acciones promocionales en un contexto de normalidad, aunque por lo pronto, Zamora deja atrás un verano “brutal”, en palabras de los hosteleros, que resucitó en gran medida a este sector, tan importante para la economía de la provincia. Salvando las distancias respecto a periodos estivales prepandemia, el gremio hizo el “agosto” durante el pasado verano ante la prolongación de las restricciones para viajar al extranjero y las medidas impuestas en cada comunidad autónoma. “Parece Semana Santa”, comentaba un empresario ante la “avalancha” de turistas y zamoranos que llenaban los bares, hoteles y restaurantes hasta colgar el cartel de “completo”.

Si bien no hay forma de paliar la ausencia de la semana de Pasión por segundo año consecutivo, lo cierto es que Zamora va recobrando el pulso turístico pese a los continuos achaques de la pandemia que han dejado al sector en este fin de año con la miel en los labios ante el aluvión de cancelaciones por la explosión de contagios de la variante ómicron.