Nunca Castilla y León tuvo tanta cobertura mediática nacional como ahora. Una parte extensa de la España actual acaba de descubrir que esta tierra existe, que está en el mapa y que la lengua castellana nació en un territorio real, de labriegos, curas y soldados, y ahora de funcionarios. Esta visibilidad se la está dando el interés político nacional. Es como si en las elecciones del domingo se jugarán la vida Sánchez y Casado. Por eso nos sacan tanto en los telediarios.

Pues sí, señores, existimos y esta comunidad autónoma, a pesar de que haya quien diga que es artificial y fruto de una conversación de mesa camilla, es la más definida del país. El mapa de esta tierra está custodiado por cadenas montañosas y vertebrado por un río, el más importante del panorama vitivinícola mundial, que busca en Portugal su bien ganada jubilación dorada. La única línea artificial trazada sobre el territorio es la de la Raya.

Nos une también la despoblación y ese millón largo de castellano-leoneses que viven fuera de su tierra. Nos junta el desasosiego por un futuro que se asoma imberbe en un horizonte “viejuno”. Siempre le hemos dado la razón a Heráclito y hemos dejado sin rechistar que el carácter de sufridores marque nuestro destino. Nos han tocado –alguna culpa tendremos- demasiados gobernantes falaces y desde la Guerra de las Comunidades (que anda que no ha habido sequías desde entonces) los líderes nacidos aquí se han marchado fuera.

Las promesas en campaña electoral están manchadas de intereses bastardos. Resulta obsceno como unos y otros prometen ahora lo que antes no hicieron. Y es que los que mandan y quieren mandar nos toman por tontos. Si quieren medidas contra la despoblación, aquí va una que llevo recomendando desde hace veinte años y que, seguro, sería efectiva: una prima rural contante y sonante por vivir en los pueblos.

Esta comunidad autónoma si quiere salvarse tendrá que hacerlo por sí misma. La noticia que acabamos de conocer en este periódico, gracias a Irene Gómez, de abrir un nuevo matadero de sacrificio y comercialización de carne de vacuno en Fuentesaúco, es un ejemplo de cómo deben hacerse las cosas. Cobadu, Caja Rural y Felipe Rebollo, los impulsores de este proyecto que creará 250 empleos, acaban de ganar las elecciones. Yo voto por ellos.