Parece que lo que quieren es “que esto sea un montisco para que vengan cuatro con sus cochazos”. La frase entrecomillada es de Visi Codesal, antaño auxiliar de enfermería, hogaño ganadera de ovejas de Almendra, víctima del ¿último? ataque de lobos en una explotación del pueblo de Tierra del Pan que gestiona junto a su marido y sus dos hijos.
Lo cuenta con pelos y señales (y mucha maestría, que es un gusto leerla, ánimo, no desfallezcas) Irene Gómez en este periódico. El reportaje enmarca el clima de indefensión en el que viven los ganaderos con explotaciones de régimen extensivo (aquellas que aún mantienen el pastoreo). Tienes razón, Visi. La sociedad actual, la que se rige con leyes que aprueban parlamentos urbanitas, lo que pretende es “que vivan bien lobos, ciervos y buitres”. Lo de los ganaderos es otro cantar, que se busquen la vida en un mundo cada vez más proteccionista, animalista y tontaina por desconocimiento y desprecio. Quieren que vivan bien los animales salvajes, pero “los tienen muertos de hambre”. O sea que sois las Visis y los Felipes, Luises y Rubenes quienes tenéis que darle de comer a la fuerza. La fauna salvaje, patrimonio público intocable, protegido y sagrado, se nutre de las haciendas particulares de unos pocos, que ponen la mejilla y todo el cuerpo a cambio de nada. A cambio de desprecio social por falta de reconocimiento. Eso es lo que hay.
La sociedad actual no se da cuenta de que para vosotros el lobo es el covid y que la pandemia la lleváis soportando toda la vida. Si quiere fauna salvaje, deseo loable, justo y saludable, que pague a quien le da de comer. Y lo haga sin cicaterías. Como lo haría si fueran las gentes que viven en las ciudades quienes alimentaran a los animales de todos. Porque la fauna salvaje es de todos, pero solo le dan de comer (a la fuerza) unos pocos, esos que viven en terreno de nadie.
Y ahora, Visi, ya ves, lo que faltaba, cierra el canal Horeca, el brazo comercializador hostelero que os compraba vuestros productos. ¿Qué vais a hacer con la leche y los corderos? Eso da igual a una sociedad maniatada por un buenismo hipócrita, que está regida por políticos que tienen a los lobos, que matan, en un pedestal y a las ovejas, que mueren, en el fango. Eso es lo que hay.
