El cambio climático también afecta al garbanzo de Fuentesaúco. Las primaveras tan calurosas y secas características de los últimos años han llegado a influir en la disminución del tamaño del garbanzo, que ha pasado de un peso entre 42 y 45 gramos las cien semillas a situarse en muchos casos por debajo de los 40 gramos. Esa evidente reducción del calibre -que no de la calidad- ha obligado al Consejo Regulador de la IGP Garbanzo de Fuentesaúco a solicitar la modificación del pliego de condiciones para que los agricultores no tengan problemas a la hora de cumplir el reglamento de esta legumbre zamorana protegida con una figura de calidad.

El Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, dependiente de la Consejería de Agricultura, ha dado luz verde a este cambio que no se sale de las condiciones establecidas en el Reglamento de la Unión Europea.

Nicolás Armenteros, director técnico de la IGP Garbanzo de Fuentesaúco, precisa que el cambio "no afecta para nada a la calidad del producto". Pero es evidente que cada vez resultaba más complicado cumplir el reglamento de la IGP. "En los últimos años andábamos justos en la franja baja de un margen establecido entre los 40 y 50 gramos las cien semillas". Ya en el año 2017, que fue extremadamente seco, como muchas partidas se quedaban por debajo de los 40 gramos, la Junta de Castilla y León permitió una excepcionalidad en el calibre, rebajando el margen de tolerancia a los 33 gramos de peso de 100 garbanzos secos.

La escasez de agua provoca una situación de estrés tal en la planta que reduce el calibre. En 2017 se quedó en los límites más bajos de la historia de la IGP.

Los años secos ya no son excepcionales, como se ha demostrado también en la campaña de 2019, por es la modificación del pliego de condiciones establece definitivamente que "el peso de 100 garbanzos secos tras su acondicionamiento será entre 35 y 50 gramos. Una reducción del calibre que mantiene intactas las cualidades de finura, mantecosidad, integridad del grano o sabor que caracterizan a la legumbre saucana; "el garbanzo es exactamente igual, lo único que afecta es a la vista" incide Nicolás Armenteros. Y los agricultores se evitan el quebradero de cabeza porque "no tenía sentido que con unos garbanzos que son igual de exquisitos que el resto se tuvieran que eliminar partidas y que los productores perdieran un 10 o un 15% de la cosecha porque no llegaban al tamaño mínimo que exigía el reglamento" explica el director técnico.

La zona geográfica de producción agrícola abarca a grandes rasgos la comarca de La Guareña, que se encuentra situada en el extremo sureste de la provincia de Zamora. Limita al norte con la comarca Duero Bajo y al oeste con Tierra del Vino, de esta misma provincia. Por el Sur limita con la comarca La Armuña, de la provincia de Salamanca y al este con la comarca Sur de Valladolid. Tiene una superficie de 687 kilómetros cuadrados.

Comprende un total de 22 términos municipales: Argujillo, La Bóveda de Toro, Cañizal, Castrillo de la Guareña, El Cubo de Tierra del Vino, Cuelgamures, Fuentelapeña, Fuentesaúco, Fuentespreadas, Gema, Guarrate, El Maderal, El Pego, El Piñero, San Miguel de la Ribera, Santa Clara de Avedillo, Sanzoles, Vadillo de la Guareña, Vallesa, Villabuena del Puente, Villaescusa y Villamor de los Escuderos.

En la zona delimitada existen "amplias superficies de suelos profundos y con buen drenaje, de textura arenosa franca o franco-arenosa, de pH ácido o ligeramente básico, con niveles bajos o medios de calcio asimilable y escasa o nula salinidad. Estas condiciones edafológicas otorgan unas características determinadas a los garbanzos, especialmente relacionadas con la finura de la piel, la elevada capacidad de absorción de agua y mantecosidad" especifica el pliego de condiciones de la Indicación Geográfica Protegida "Garbanzo de Fuentesaúco".