David Redoli, sociólogo zamorano, acaba de ser elegido presidente de la Agencia de Comunicación Política en una asamblea celebrada en Bilbao. Redoli, que será presidente hasta el próximo 2016, estará acompañado de Daniel Ureña como secretario, Ignacio Martín como tesorero, y Rocío Zamora, Jorge Santiago y Karen Sanders, los tres como vocales. El sociólogo defiende la comunicación política como parte "consustancial" del acto político en sí y aboga por profesionalizar la asesoría política.

-¿Qué es la Agencia de Comunicación Política, ACOP?

-Es una asociación internacional que, de momento, está compuesta por 290 socios. Se encarga de aunar la parte científica y profesional de la comunicación política, entendiendo también por esto toda la comunicación hecha por parte de las administraciones públicas. La que presido es la cuarta directiva.

-¿Qué objetivos persigue?

-Fundamentalmente profesionalizar la asesoría política en materia de comunicación. Hoy en día está muy profesionalizada la asesoría jurídica de los partidos, o la asesoría económica, pero no en materia de comunicación. Esta es una de las grandes patas de la política, sin comunicación no se puede entender el acto político. Queremos profesionalizar a los asesores que prestan servicios a los políticos o a altos cargos en las administraciones.

-A su juicio, ¿qué elementos debe tener un buen discurso político?

-Los discursos tienen que ser herramientas para comunicar mensajes. No son ejercicios de oratoria ni tienen razón para ser especialmente bellos o bonitos, son ejercicios de comunicación. Un buen discurso debe hacer uso de las metáforas, de los mitos y de los marcos. Se define un buen discurso político por su eficacia, es bueno si ha sido capaz de colocar el mensaje en las mentes o los corazones a los que se dirige. Y para esto hay técnicas y reglas.

-¿Por ejemplo?

-Lo que importa no es lo que dices, si no lo que la gente entiende. Esta debería ser la máxima de todo profesional de la comunicación política, no se debe utilizar jerga o palabras que no llegan bien a la audiencia. Hay que adaptar el lenguaje a las expectativas y conocimientos del público al que te diriges.

-Supongo que el "envoltorio" también es importante. Todos recordamos las imágenes del presidente dirigiéndose a los periodistas a través de una pantalla de televisión.

-Muchos políticos se olvidan de que, en la relación con los medios, debes seguir sus lógicas y, sobre todo, respetarlos, porque son ellos quienes transmiten el mensaje. Es importante tener una relación honesta y directa con los medios de comunicación, algo que no todos los políticos cumplen.

-Habla de respeto. En el gremio periodístico se ve con preocupación como abundan, cada vez más, las ruedas de prensa sin preguntas.

-No es una buena práctica. Una rueda de prensa es para hacer un rendimiento de cuentas y responder a las preguntas de los periodistas. Si se hace, hay que hacerla partiendo de estas reglas.

-¿Cómo ha evolucionado la comunicación política desde sus orígenes?

-Ha cambiado poco. En esencia, la política es identificar los problemas de los ciudadanos, cosa que se hace por medio de la comunicación. La comunicación es el eje vehicular de la comunicación política. Pero esto no es nuevo, ya en los manuales de Quinto y Marco Tulio Cicerón puede verse como ambos hermanos se recomendaban mejorar la oratoria, dejarse ver más por Roma, financiar obras? La comunicación política es la clave de todo. Cuando falla, empieza la violencia. La comunicación es el paso previo a la guerra, de ahí su importancia.

-¿Cree que se ha degradado el discurso político en España?

-No lo creo. Sí ha habido una evolución de la democracia, y eso es incluso sano. La democracia que conocíamos hasta ahora estaba muy condicionada por la Transición, una época muy especial y bastante épica y emocionante por todos los procesos que se vivieron. En ese momento la participación ciudadana en política era altísima, pero las democracias se "rutinizan" y empiezan a funcionar de manera ordinaria. ¿Esto quita épica? Sí. El discurso político es ahora menos emocionante, pero eso significa que nuestra democracia se ha consolidado. Pero, en esencia, el objetivo sigue siendo el mismo, hacer propuestas para convencer de que tu opción es mejor que la de tu adversario.

-¿Tiene el discurso político, quizás un poco vacío, parte de la culpa del descrédito de la clase política?

-Nosotros intentamos transmitir las ideas que los políticos diseñan, por lo que el problema vendría desde más adentro. Sin embargo el tema del descrédito de la clase política no es exclusivo de España. En todas las democracias occidentales cae el nivel de confianza en los políticos y en las administraciones, tenemos que mirar más allá. Hay unas nuevas demandas ciudadanas a las que las estructuras políticas tradicionales todavía no se han adaptado, pero, como digo, no es exclusivo de España.

-Si no lo hacen ya, supongo que los comunicadores políticos no tardarán en estudiar el fenómeno de Podemos.

-Es un magnífico ejemplo del poder de la televisión. Podemos ha hecho un magnífico uso de la televisión, que sigue siendo el gran canal de comunicación, el medio que llega a millones de personas tanto a través de la vista como del oído. Ha servido para dejar claro que los políticos que usen el poder de la tele tienen mucho terreno ganado, porque sigue siendo el gran canal de llegada de información a los ciudadanos. Podemos lo sabía, y lo ha hecho muy bien. Ese ha sido su gran éxito.

-¿Van a ir por ese camino las futuras campañas electorales? ¿Han aprendido la lección los partidos políticos tradicionales?

-Podemos ha enseñado a los partidos lo importante que es una buena comunicación política, más allá de lo que se diga. Han demostrado que sin comunicación no se ganan elecciones. Los políticos se acuerdan de esto solo en campaña electoral pero no debería ser así, deberíamos caminar a lo que se llama campaña permanente. Tienes que cumplir lo que prometiste y si no puedes explica por qué, eso la gente lo entiende. Lo que el ciudadano no comprende es que no te comuniques. El fenómeno de Podemos también intensificará los procesos de escucha de los partidos hacia los ciudadanos.

-En este proceso son fundamentales las redes sociales. ¿Cómo las usan los partidos?

-A grandes rasgos las usan bien. Cuando los partidos ven que tienen que cambiar, cambian. Antes pegaban carteles en las calles y ahora todos tienen Twitter, Facebook, saben que a los periodistas no se les puede evitar? A nadie se le ocurre no asumir las nuevas técnicas de comunicación en sus estrategias de campaña y de Gobierno. A veces somos hipercríticos con los partidos y con la democracia en este sentido.

-Con campañas basadas en Twitter o Facebook, ¿no corremos el riesgo de que el mensaje político se transforme en eslóganes, lo que deja de lado lo fundamental?

-La gran política siempre va a necesitar de discursos largos. El hecho de que Twitter posibilite comunicar en 140 caracteres no es incompatible con los grandes discursos. Twitter facilita la velocidad y además obliga a un ejercicio de síntesis, lo cual está bien. No creo que las redes sociales infantilicen la política, como muchos dicen.

-¿Quién es, a su juicio, el político que mejor domina el discurso?

-Es paradigmático, pero tengo que decir que Obama. Es muy respetuoso con las reglas del juego de la comunicación. Da el titular, transmite el mensaje, no esquiva las preguntas, va directo a lo que quiere contar.