El primer tren que llegó a Zamora tardó unas cuatro horas en cubrir los 89 kilómetros que nos separan de Medina del Campo estrenando las nuevas vías a treinta por hora. Era el 28 de mayo de 1864. Un siglo y medio más tarde -ayer en la renovada estación de la capital- se revivió la emoción de aquel lejano convoy que conectó Zamora con el resto del país en un viaje hacia el progreso sin retorno posible.

Quizá por ello, los cientos de zamoranos que se reunieron ayer para festejar la efeméride se debatieron entre la melancolía por los trenes clásicos que hoy solo se guardan en museos y la admiración por la inminente (y necesaria) llegada de la Alta Velocidad, cuya primera expedición se espera el próximo año 2015.

Así lo percibieron tanto los 180 pasajeros del tren clásico Prestige que llegaban al mediodía a la estación tras un placentero recorrido desde medina, como los cientos de zamoranos que aguardaban, como antaño, el inminente desembarco. Una emoción que se convirtió en notas musicales en los instrumentos de la Banda Ciudad de Zamora. Qué mejor ocasión para escuchar, bajo la batuta del director Alejandro Fernández, la canción "El tren de la alegría". Sones a los que siguió la actuación de los gigantes y cabezudos de Tradición y Música Popular y una muy lograda versión del clásico "Funiculì, funiculà" en la potente voz del barítono Luis Santana, arropado por el coro Aures Cantibus.

Aquella experiencia de hace 150 años "fue un excitante viaje que se adentraba en tierras de pan y de vino para llegar al destino bajo la luz brillante de la primavera", describió el historiador Álvaro González Cascón, autor del reciente libro sobre el ingeniero Federico Cantero Villamil y la línea ferroviaria a Galicia. Con aquel convoy de hace siglo y medio, se abría una época "en la que el humo y el silbido ponía en sobre aviso a los que esperaban la llegada del tren a un ritmo pausado y constante", apuntó Cascón. El historiador aprovechó el turno inaugural del micrófono para difundir la labor de la Asociación Ferroviaria Zamorana, el colectivo de amantes del ferrocarril que trabaja desde 2005 por recuperar su memoria y aspira a "crear un museo" que custodie elementos de su singular patrimonio histórico.

La lírica llegó en la voz de Sabela García e Isabel Escudero, hija y compañera respectivas del desaparecido Agustín García Calvo, un enamorado usuario del tren. Sus poesías sirvieron para reivindicar los trenes clásicos que "solo nos dejan un ratito" frente a los "aviones terrestres" que llegarán muy pronto a la capital, el AVE.

Faltaba el broche institucional para sellar una versión, si no tan romántica, sí más acorde con los usos que impone el progreso, el futuro. De ello se encargaron el vicepresidente de la Diputación, Aurelio Tomás, y la alcaldesa, Rosa Valdeón. Tomás, de profesión ferroviaria, tuvo un reconocimiento a todas las personas que en el último siglo y medio han impulsado y cuidado el tren, que "supuso una revolución total", desde la llegada del primer convoy, al esplendor de los años cincuenta del pasado siglo y el declive que llevó, en 1985, al cierre de la mayor parte de la circulación por Zamora.

"El presente es lo que tenemos: una estación renovada, vías ya montadas y un tren nuevo que ha permitido revalorizar el ferrocarril", apuntó Tómás para añadir que "el futuro es aún más importante, lo tenemos ahí el año que viene y va a suponer nuevas oportunidades de desarrollo". En la misma línea se expresó la alcaldesa Valdeón, quien subrayó los adelantos de aquel lejano primer tren: que "los zamoranos pudieran conocer a otras personas y que los productos de nuestras huertas llegaran a otras partes". "Supuso trabajo, una herencia, una profesión nueva, y ahora, con mayores cualificaciones, tendrá una segunda oportunidad con la Alta Velocidad".

Y es que Valdeón dejó claro que cabe la melancolía, aunque aquella innovación que supuso la línea Medina-Zamora y las posteriores "es hoy equivalente a las nuevas tecnologías". "Hoy no ha desaparecido el ferrocarril, sino que se ha adaptado a lo que necesitamos. Ya no podemos ir a 30 kilómetros por hora", enfatizó la regidora para llamar a los zamoranos a "amar y cuidar" el tren", "pero nuestra obligación es apostar por la Alta Velocidad. Somos unos privilegiados, solos en la sociedad, nadie haría nada". La descubierta de una sencilla placa conmemorativa que recuerda la hazaña de hace siglo y medio puso fin a una mañana de emociones, melancolía y mirada al futuro.

Un siglo y medio después de la llegada del primer tren a Zamora procedente de Medina, un convoy histórico compuesto por coches de los años veinte trajo una expedición de amantes del ferrocarril para festejar esta importante efeméride. La música y el folclore pusieron el broche a una emocionante ceremonia que reconoce la relevancia del tren en el progreso de la Zamora del siglo XIX.