El alivio por la apertura de la avenida Carlos Pinilla al tráfico rodado y a los peatones es el sentimiento dominante entre los zamoranos que ya pueden pisar el suelo del tramo cerrado durante más de dos años.

Tan solo algunos minutos más tarde de que los técnicos municipales retiraran las vallas que impedían el paso, varias decenas de niños de un campamento urbano cercano estrenaron el mobiliario del parque infantil situado sobre el nuevo aparcamiento subterráneo. Los primeros coches rodaban por la calle y entraron a las instalaciones, gratuitas hasta el próximo martes.

«Ya era hora», es una de las frases más repetidas por los primeros zamoranos que pudieron ver de cerca el resultado del proyecto, «por lo menos ahora no tendremos que dar la enorme vuelta que teníamos que dar con la calle cerrada», se pronuncia la zamorana Rosa María de Mena, una de las primeras usuarias. También agradece Alicia Aguado poder acortar el recorrido al médico que hace de forma habitual gracias a la posibilidad de acceder al hospital Virgen de la Concha por su entrada principal, «no vivo por aquí, pero me ahorro un buen rodeo para ir al médico», sostiene la zamorana.

La falta de sombras, así como la supresión de las plazas de aparcamiento en la calle que había antes de la obra son las principales pegas que los ciudadanos encuentran en la nueva zona, que sin embargo consideran que «ha quedado bonito, ahora lo que tenemos que hacer es cuidarlo entre todos», se pronuncia Nicolás González.

La escasez de árboles también ha sido uno de los puntos negativos que encuentran los zamoranos, que se acuerdan de las «enormes acacias que de las que ya no queda nada», lamentan.