"Lamentable". Esta es una de las escasas coincidencias entre la directiva de Luz y Vida y los hermanos contrarios a la gestión del presidente, Jesús de la Concepción. La suspensión de la primera de las asambleas que se desarrollaban a primera hora de la tarde de ayer en el paraninfo del Colegio Universitario desató un serio enfrentamiento entre el centenar de asistentes, partidarios y críticos con la gestión de los responsables. Reacciones airadas, insultos y forcejeos entre hermanos antes de abandonar la sala reflejan la profundidad de una crisis que amenaza con la disolución de la cofradía ante la pasividad del Obispado, que continúa sin resolver el principal foco del conflicto: la expulsión de los antiguos cargadores del paso.

Tras un inicio tenso, incluso anterior al rezo de preces, la primera de las dos asambleas aplazadas convocadas para ayer apenas superó la hora y media. Después de que los hermanos tumbaran el acta de la sesión de 2013 y aprobaran con estrecho margen -polémica por el recuento de los votos en la sala incluida-, el presidente Jesús de la Concepción tomó la palabra para exponer su informe y explicar el proceso de expulsión de los excargadores. Ante las recriminaciones de uno de los hermanos fundadores, Manuel Piorno, y del antiguo jefe de paso, Daniel Martín, De la Concepción optó por tomar una decisión con la que había amagado ya en varias ocasiones: suspender la asamblea.

La junta "era ingobernable", la suspensión "era la pretensión que tenían aunque desconozco por qué", explicó. "Traía toda la documentación del proceso de expulsión para quien tuviera interés en conocer los hechos", añadió. "Lo que sabe la gente es lo que se ha publicado en la prensa, pero no es toda la verdad, solo una parte: la postura que un grupo de hermanos han tomado cuando el jefe de paso fue amonestado", aseveró el presidente. Los contrarios a la gestión acusaron al presidente, precisamente, de lo mismo: querer "reventar" los actos.

Sobre lo que resta de la reunión de 2014 y la de 2015 al completo, el presidente explicó que "si se encuentra un momento oportuno, se convocará". De la Concepción reconoció que "estaba claro que se iban a enfrentar hermanos contra hermanos". Por su parte, "lo único que hemos querido es velar por los estatutos". Ante los gritos de "¡dimisión!" de una parte de la asamblea al acabar antes de tiempo los actos, De la Concepción avanzó que "dimitiré cuando crea que las circunstancias son mejores. Ahora mismo, no, porque no se sabe toda la verdad", zanjó.

Por su parte, Manuel Piorno, hermano fundador, aseguró que la convocatoria de las asambleas fue "irregular" al hacerse como "extraordinarias" y omitirse en ambas el punto de ruegos y preguntas "poniéndonos una mordaza para que no podamos opinar". Tanto Piorno como Martín intervinieron en el informe porque "lo que se está leyendo (sobre la expulsión) no es cierto". "Hay una falta por parte de un hermano que va en la procesión viendo la televisión en el móvil y nunca nos hemos opuesto a su expulsión, pero creemos que el presidente usa este hecho para ir en contra de Daniel por poner trabas a decisiones sobre la organización", explicó Piorno.