El director general de Producción Agropecuaria e Infraestructuras Agrarias de la Junta de Castilla y León, Jorge Llorente, considera los proyectos de macrogranjas un avance positivo para el sector agrario, ya que son explotaciones que generan riqueza y empleo, siempre, eso sí, que cumplan con "todos los requisitos, tanto desde el punto de vista medio ambiental como sanitario y de cualquier otro tipo, previstos en la legislación". ( La Opinión de Zamora, 19 de Mayo 2017).

Reflexiones en voz alta de un agricultor.

¡ Qué contrariedad ¡. Me levanto, leo la prensa y veo el descenso de la población un año más en nuestra provincia, pero también Zamora 10 y la Feria Raíces llenas ambas de eslóganes y palabras bonitas para llamar la atención de la gente cansada de fotos de Feria. Todo, utilizando el mismo contexto de palabras bonitas llenas de melancolía y recuerdos que la mayoría de los humanos queríamos disfrutar, pero claro con 2.000 euros mensuales y sin vivir en ese entorno. Pero hay un 4% ó un 5% de población, antes muchos más, privilegiados porque vemos salir el sol por las ventanas, sin torres de ladrillos ni humos de contaminación que nos quiten el embrujo de vivir en el lugar que deseamos, y que pretenden arrebatárnoslo como si tuvieran envidia al no poderlo disfrutar.

Nosotros somos conscientes de los perjuicios que tenemos, pero también de los beneficios y por eso aguantamos mucho, pero el vaso se llena. Estamos acostumbrados a luchar contra la naturaleza y sabemos hasta donde podemos llegar, pero se nos vienen encima fuerzas a las que no estamos acostumbrados: políticos que les gusta salir en la foto, que en la mayoría de las ocasiones faltan a la verdad porque dicen que les preocupa la despoblación del mundo rural mientras sus leyes y actuaciones van contra esa idea. Sindicatos que dicen defender el mundo rural y se arriman al ascua que más calienta, cooperativas que surgieron para defender al pequeño y mediano agricultor, y ahora son grandes empresas que se olvidan de sus principios, si es que alguna vez los tuvieron.

Nosotros estamos en Zamora, no en EE UU, Canadá o Australia. Ellos tienen sus cosas buenas pero también malas y nosotros también: quedémonos con lo bueno de ellos si lo podemos sumar a lo nuestro, pero hay cosas que no se pueden cambiar porque nos lo digan las grandes firmas, inversiones que tienen el dinero que no se ha repartido en su justa medida y nos metan por la puerta de atrás macro explotaciones que no cabían en nuestro pensamiento, pero han llegado.

Una vez más caemos en la trampa del dinero engañándonos como colegiales con las golosinas. Los inversores que antes nos han ido sacando el dinero poco a poco, ahora llegan y nos lo envuelven con papel de regalo para que no huela y se instalan en nuestra menguada Castilla, porque somos pocos y no molestamos, pero estamos impidiendo el asentamientos de explotaciones medianas que esas sí fijan población.

Llegan a cada municipio por la puerta de atrás tocando al vecino que ya tienen ojeado, como el lobo a su presa, y a continuación al Ayuntamiento con promesas laborales o beneficios municipales que se quedan en nada, y en algunos casos rayando la legalidad con tantas facilidades, que en muchas ocasiones no se le trasladan a los vecinos. Se ocultan las intenciones para no preparar revuelo entre los vecinos, cosa que debía ser al contrario: si es tan beneficioso, por qué se hace a escondidas o se oculta hasta que está todo hecho. Los vecinos, salvo excepciones, somos los últimos en enterarnos, para no protestar, y se utiliza el amiguismo, el compadreo, el engaño o las medias verdades hasta que se resuelve. Hay Ayuntamientos que rayan la ilegalidad y mientras a los vecinos se les ponen trabas, a estas empresas se les facilitan las licencias, los plazos y en algunas ocasiones se habilitan a la carta, pero sin conocimiento vecinal, con dudosas implicaciones de alcaldes y concejales, en determinados casos. En cuanto llega el dinero en sacas, aparecen las dudas y las incógnitas, se pone de manifiesto la responsabilidad, integridad y el valor de las personas, y en estos casos, de lo que representan.

Si vecinos y representantes municipales somos los interesados en velar por nuestro bienestar y no lo defendemos, no van a venir políticos, sindicatos, cooperativas, etc. enfrascados en otras guerras, y no en defender la despoblación del mundo rural, porque a todos ellos no les importa, porque no viven en él, lo cambiaron por un plato de lentejas, pero dicen defendernos de la contaminación del poder ante las cámaras de TV, pero en realidad estamos solos.

La parcela que prometía cantos de sirena, iba a ocupar los puestos de trabajo perdidos, que era el turismo: ¿Qué le vamos a enseñar?.¿ Zonas arboladas, riberas, arquitectura, nuestra filosofía de vida?. Pues no: solo quedarán como islas en la estepa, núcleos de naves, como pueblecitos pequeños que despiden olor, contaminando acuíferos y riberas de nitratos. Del agua y paisajes que presumíamos, se acabó: no podremos enseñarlo ni venderlo; se acabó nuestro encanto. Lo hemos regalado, nuestra sabiduría, forma de trabajar, costumbres, por otra realidad virtual. Cambiamos las palabras que nos dedicó Cicerón cuando dijo que "la agricultura es la profesión propia del sabio; la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna de todo hombre libre". En una palabra: nos quitan la libertad, nos roban la sencillez porque perdimos la sabiduría.

En nuestra tierra, gracias a Dios, tan repartida, no caben esos monstruos de producir carne para enriquecer a unos pocos y destruir una filosofía de vida que solo disfrutamos nosotros, aunque miles lo desean. Si somos sabios defenderemos nuestra forma de vida, porque nadie va hacerlo, y no es otra que no vendiendo nuestras tierras para inversiones que nos echarán de nuestros pueblos, y mucho menos, que alcaldes y ayuntamientos que deben enterrar los intereses particulares y en cambio deben ser transparentes: informar a los vecinos de tan "beneficiosos proyectos" porque ellos son los más afectados.

Zenón Rodríguez Velasco

(Granja de Moreruela)