Pues parece que va a ser que no, según las encuestas, y que Zamora será una de las cinco únicas provincias españolas que no estará representada también en el Congreso por los nuevos partidos, por Podemos o Ciudadanos, y se mantendrá como siempre apegada al rancio e inútil bipartidismo de PP y PSOE, por el que tan caro precio se lleva pagando. Ya se sabe lo que espera a Zamora, con 11.000 personas abandonando la provincia en los cuatro años de Rajoy, en busca de oportunidades de trabajo. O sea, como siempre a lo largo de su deprimida historia, vertiéndose hacia fuera porque aquí no encuentra forma de sobrevivir dignamente. Es lástima, si no fallan los sondeos y cambia el resultado final, porque a Unidos Podemos le faltaban poco más de 2.000 votos para lograr un escaño, muy necesario aunque la coalición de izquierda radical quede en la oposición. Luego, esos que siempre se andan quejando y saliendo a la calle, que no se quejen que tienen lo que han elegido. En cuanto a las otras provincias que se decantan mansamente, resignadamente, por lo malo conocido, ya se pueden imaginar: tres de ellas son Castilla y León, y las otras dos pertenecen igualmente al furgón de cola del desarrollo.

Sin embargo, que el PP tenga dos diputados por Zamora representando a su partido, del cual son empleados de lujo, no le va a servir de nada al partido de Rajoy, obsesionado con los mensajes del miedo contra Unidos Podemos pero coincidiendo con el extremo opuesto en contra tanto del PSOE como de Ciudadanos, que a su vez, en la máxima expresión del todos contra todos, no cesan en sus ataques contra las polarizaciones. Las últimas encuestas aprecian una ligera subida de los populares que apenas se traducirá en la suma de escaños pues son votos que va a perder Ciudadanos. Pero Rivera sigue vetando decididamente a Rajoy y, aunque en el PP no parecen hacerle mucho caso porque dicen que el líder centrista cambia de opinión como de camisa, hasta se ha permitido dar una relación de nombres con los que estaría dispuesto a pactar si echan de una vez a Rajoy, como serían Cifuentes, Pastor, Alonso, o Casado. Se ha vuelto a pasar de frenada el catalán, porque aunque el actual presidente tenga que abandonar La Moncloa para que gobierne el PP, no son ellos quienes para indicar al sustituto. Cifuentes y Alonso podrían tener posibilidades, pero la presidenta de Madrid ha metido la pata y ha cometido un error grave, de los que resta muchos enteros, al llamar racista a Pedro Sánchez asegurando que se frotó las manos tras saludar a personas negras, un gesto ambiguo y común que nada concreto expresa.

En cuanto a un pacto PSOE y Unidos Podemos, que pese a todo es una opción real e importante, continúan las tensiones entre ellos, con Sánchez afirmando que Iglesias nunca será presidente, pese a que el de Podemos siga insistiendo en tender la mano al socialista. Juntos, de atender a los sondeos, sumarían más que una coalición PP-Ciudadanos, con o sin Rajoy, que por cierto ya responsabiliza a Sánchez y Rivera, si no le apoyan, de forzar unas terceras elecciones generales. Burda amenaza porque esa responsabilidad sería compartida por todos los candidatos, empezando por el propio Rajoy.