Ni don Hilarión, el entrañable boticario de "La verbena de la paloma", podía imaginar la velocidad de vértigo que llevan las ciencias en ese permanente paso adelante con que nos obsequian los científicos. La mayoría de pasos se dan con animales de laboratorio, pero se dan, que es lo importante. Los ratones, cómplices de la ciencia, son los eternamente beneficiados, si las cosas salen bien, o perjudicados cuando el error hace acto de presencia. Solo que los ratones van a dejar su tradicional simplicidad a un lado para dar paso al superratón, porque científicos estadounidenses, como casi siempre, han creado unos superratones transgénicos que son capaces de alcanzar velocidades de hasta 20 metros por minuto y mantenerlas durante seis horas. ¡Qué bárbaro don Hilarión!

Con la única manipulación de un gen del que no teníamos noticia alguna, pero que produce una enzima con nombre de fórmula de guerra fría: "PEPCK-C", los roedores sometidos a investigación serían capaces de dejar atrás al mismísimo Speddy González, querido personaje de los dibujos animados, porque, ¡pásmese!, tienen un metabolismo similar al del ciclista Lance Armstrong subiendo puertos en los Pirineos, pero sin sombra alguna sobre el susodicho metabolismo.

Los superratones objeto de estudio queman ácidos grasos para poder obtener la energía necesaria que les permita semejantes esfuerzos, produciendo a la vez un elemento que se forma durante el trabajo intensivo de los músculos cual es el ácido láctico. Las clínicas de estética tendrán que seguir muy de cerca el curso de estas investigaciones porque aunque estos roedores transgénicos comen un 60% más que sus congéneres salvajes, se mantienen más delgados, en buena forma física y más longevos. Ni carísimas operaciones, ni retoques permanentes, ni dietas adelgazantes, ni pastillitas de la doctora Asland, ni viagra, se impone por derecho la manipulación del gen que produce la sorprendente enzima PEPCK-C. Prefiero esta nomenclatura de película de espías que desglosar su nombre al completo, fosfoneolpiruvato carboxiquinasa citosólica. Usted mismo. A partir de ahora para conseguir desarrollar cualidades fisiológicas tan excepcionales hay que tener muy en cuenta a la enzima PEPCK-C. Hay que aprenderse su nombre de memoria, sobre todo los deportistas de élite si quieren batir récords y los hombres y mujeres que desean alargar su juventud. Bromas aparte, no sé si eso será bueno o será malo, si eso supone un desafío en toda regla al Sumo Hacedor o forma parte, simple y llanamente, del progreso en todos los ámbitos, y el científico es muy importante. Porque no hay que olvidar un aspecto en el que apenas se ha hecho hincapié: los roedores transgénicos son mucho más agresivos. Y de agresividad vamos bien servidos en esta y en cualquier otra sociedad del mundo.