Las votaciones en el municipio de Fermoselle se iniciaron con el goteo de sobres en las urnas desde el primer momento, y con tranquilidad. Tanto el popular Alejandro Fermoselle, como el representante de Ciudadanos, José Antonio de la Torre y del Partido Socialista, Miguel Ángel Prieto depositaron sus papeletas con total normalidad.

Pero la jornada se tornó en un tanto convulsa en la mesa instalada en el salón del Ayuntamiento, en los momentos del mediodía, hasta el punto que el Partido Popular, el Partido Socialista y Ciudadanos acudieron a denunciar situaciones anómalas para exigir el correcto funcionamiento del proceso electoral. El PP se sorprendió al observar que las papeletas de su partido habían desaparecido de la cabina instalada en el Ayuntamiento y lo solventaron lo antes que pudieron. Poco después fue Ciudadanos quien vivió la misma experiencia, en su caso porque fueron encubiertas tras las papeletas de IU. Y el PSOE presentó una queja porque militantes o simpatizantes del Partido Popular ocupaban unos asientos "en las cercanías de la cabina", lo tomaron como "una muestra de presión" y exigieron su retirada de esta zona.

La normalidad reinó en los 27 municipios de Sanabria y Carballeda, además de Otero de Bodas. La comarca ha sido prolífica en nombres dentro de las listas electorales provinciales, tres candidatos, repartidos entre el Partido Socialista, con dos, y Ciudadanos con uno. El candidato al Senado por Ciudadanos, Valentín Iglesias Sánchez, fue el primero en pasar por su colegio electoral, con 372 electores, sobre las once y cuarto de la mañana y depositar su voto con el deseo de "esperar que terminemos con este bipartidismo que tenemos" como declaraba una vez introducidos los votos en las urnas.

El candidato al Senado del Partido Socialista, José Fernández Blanco, depositaba sus votos a las doce. Reconocía que "es el día de la Democracia, donde todos tenemos la obligación de conformar nuestro futuro políticamente". En la mesa electoral Lubián votaba la candidata al Congreso por Zamora, Arabela Ramírez Carnero, a última hora de la mañana.

La jornada electoral discurrió con tranquilidad pero con una importante presencia de la Guardia Civil en los centros electorales. La constitución de las mesas se hizo sin mayores contratiempos. De mayor trascendencia fue la consulta de la mesa de Asturianos con el voto por correo recibido en la mesa de una persona que había fallecido el día anterior. Un voto que, de acuerdo al criterio de la Junta Electoral Central, no se computa.

Olvidar el carné de identidad, aunque subsanable, fue la mayor incidencia del día en las mesas. Eso y una participación desigual a lo largo de la mañana. Así en la primera hora de votación en Otero de Bodas habían votado 8 electores de los 170 del censo. Y en Villardeciervos de 320 habían votado siete. A media que se acercaba la hora de misa y el café se incrementó la participación. Cuando se contabilizaban los primeros datos de participación a las dos de la tarde, en municipios como Rosinos se registraba una participación de poco más del 30% además de los 78 por correo.

En Mombuey, el dato de participación a las cuatro de la tarde era del 45% con 166 votantes de los 372 censados, con 30 emitidos por correo.

Para algunos de los votantes más jóvenes eran sus terceros comicios, aunque los primeros de introducir físicamente el voto en la urna. Es el caso de Alejandro Fernández García, que tras votar en las elecciones por correo finalmente esta vez se presentó ante las urnas de Cobreros, donde la presidenta de mesa, además, era su hermana.

En otros puntos de la provincia los ciudadanos salieron de sus casas con tranquilidad, con la misma que reinaba en el personal instalado en las mesas electorales.