Comienzan los XXXI Juegos Olímpicos de Río, el también llamado "encuentro de la juventud de todo el mundo". Es el mayor evento deportivo internacional multidisciplinario, con la participación de más de 200 naciones y 18.000 atletas.

Ya en la antigua Grecia se celebraron similares juegos deportivos precisamente en Olimpia nada menos, desde 776 hasta 393 A. C. Los "modernos" Juegos Olímpicos se iniciaron, todavía en la época colonial, en 1896 en Atenas (por iniciativa del conde de Coubertin).

Las últimas ediciones de los Juegos tuvieron lugar en Pekín (2008), Londres (2012) y Sotschi (2014).

Ahora la sorpresa: hace pocas semanas, o sea tanto como ocho años después de los juegos de Pekín, salieron a la luz del día varios escandalosos casos de dopaje de atletas, descubiertos gracias a nuevos métodos de análisis: 30 casos de Pekín, de ellos 23 medallistas, y 15 casos de Londres. No fueron los primeros casos de dopaje descubiertos.

También está probado que incluso después en Sotschi en 2014 funcionó todo un sistema estatal de dopaje para los atletas rusos, que incluía la destrucción de 643 pruebas positivas de sus atletas. El mismo Estado había montado y sobrevigilado un sistema de dopaje de sus deportistas sin que este hecho llevase ahora, gracias al Comité Olímpico Internacional (CIO), a la exclusión de todos los atletas rusos para los juegos de Río sino solo para algunos. Estos fueron personalmente despedidos la semana pasada en el Kremlin por Putin como "héroes".

Los modernos Juegos Olímpicos, alejados del amateurismo puro y totalmente comercializados, son hoy día por un lado para los deportistas una buena vía para alcanzar fama nacional e internacional. Pero son también y sobre todo un magnífico campo de actuación / aprovechamiento para entrenadores, funcionarios y federaciones, etc., y "last not least" para gobiernos de todo el mundo, y su prestigio / propaganda nacionales.

Los Juegos se nos presentarán como siempre como un grandiosísimo y multicolor espectáculo, con magnífica ceremonia de apertura, solemnes entregas de medallas de todas las disciplinas deportivas y la no menos espectacular ceremonia de clausura.

Pero me pregunto si necesitaremos nuevamente ocho años (como para los juegos de Roma), o sea hasta 2024, para conocer esta vez los nombres de los deportistas dopados.

Sin embargo, a lo mejor para entonces ya estará permitido el "doping olímpico".

Personalmente, no pienso perder ni un minuto viendo este gran espectáculo.