José María Casas Delgado anuncia hoy desde estas páginas que ha decidido poner el punto y final a su dilatada dedicación a la presidencia del Zamora y lo hace tras meditar muy seriamente si debería o no volver a presentarse a las elecciones, una decisión que, asegura, está tomada desde «hace un mes». Con la consolidación de, al menos, dos candidaturas, el que ha sido, sin duda, el mejor presidente de la historia del club, ha optado por una retirada discreta que, sin duda, le agradecerán su familia y su propia salud y ante la que, los socios muy poco deben de objetar. El futuro será del próximo presidente, pero el pasado en los últimos doce años ha sido suyo, para bien y para mal.

Casas llegó a la junta directiva de Antonio de Avila como un personaje poco conocido en el mundillo futbolístico y pronto comenzó a hacerse ver dentro de la directiva. Tomaría el relevo en la presidencia con el equipo en Tercera División y logró situarlo en un solo año en Segunda B. Sería la primera de las seis fases de ascenso que el equipo jugaría durante su mandato, pero la única que se saldó positivamente. No pudo lograr su objetivo Miguel Angel Alvarez Tomé en 2001; tampoco alcanzó el ascenso José Ramón Corchado dos años después pese a que el equipo terminó en una brillantísima segunda posición en la liga regular; a un solo gol del objetivo se quedaría Balta en aquel partido en Castellón en 2005 y dos años después ocurriría lo mismo en el estadio de Vallecas, de nuevo con Tomé. Y el ciclo de play offs se cerraría hace ahora un año en Villarreal. A los éxitos en la Liga, hay que sumar también las numerosas participaciones en la Copa del Rey con el brillante colofón de los octavos de final frente al FC Barcelona.

Si el balance deportivo de estos años es brillante, hasta sus más críticos reconocen sin embargo que el principal mérito del mandato de Casas ha sido la gestión económica que comenzó con un club sumido en las deudas y sin ningún tipo de ingresos, y ha terminado con el balance de ni una sola deuda en los doce años y con un importante incremento en el patrimonio del club. El Zamora CF ha pasado a ser un club con un reconocido prestigio y solvencia que es sobradamente conocida en todo el fútbol español, algo que escasea muchísimo en estos tiempos de grave crisis económica. Pese al personalismo de que se le acusa, Casas también ha sabido rodearse de personas que han sabido asumir el peso de la responsabilidad y en el área económica, primero fue Luis Maillo el que tiró del carro, y en los últimos años, José Miñambres ha sabido asumir la responsabilidad de las cuentas del club. En el plano deportivo, Luis Hernández Avedillo fue su mano derecha durante varios años y en las últimas temporadas, compartió el peso del club con Esteban Rodríguez y Adrián López.

Otro de los logros incuestionables del anterior equipo directivo ha sido el trabajo con la cantera. Casas se encontró un club sin categorías inferiores y comenzó a recuperarlas asumiendo los equipos del extinto CD Zamora. Esta área daría un primer salto de calidad bajo la dirección de Luis Alfredo Puente, y ha terminado de consolidarse como una de las mejores canteras de Castilla y León de la mano de Adrián López y Luis de Mena en los últimos años.

El mandato de José María Casas ha estado también muy vinculado al desarrollo del complejo deportivo del Estadio Ruta de la Plata. La buena relación mantenida con el alcalde Antonio Vázquez no sólo permitió al club conseguir la mejor cartera de patrocinadores que nunca ha conseguido, sino que también hizo posible la construcción de un nuevo estadio para sustituir al de La Vaguada que se quedó vetusto en menos de una década. P

ese a las numerosas deficiencias detectadas en su construcción, el Zamora CF posee desde 2001 un estadio moderno y funcional que ha permitido la celebración de importantes acontecimientos deportivos como el partido de Copa del Rey contra el FC Barcelona, el encuentro disputado por la selección española sub 21 o incluso la Europeade que desarrolló allí parte de sus actividades. Casas abandona el club sin lograr el que ha sido uno de sus principales objetivos en los últimos años: la firma de un convenio con el Ayuntamiento para la utilización de las instalaciones, hoy compartidas con la Federación de Fútbol o el mercadillo de los martes, y carentes de algunos servicios trascendentales como puede ser un bar abierto al público durante toda la semana, o la utilización de las numerosas dependencias vacías que todavía existen bajo las gradas del Estadio.

Las relaciones de Casas con las instituciones zamoranas han sido, en líneas generales, correctas y, pese a alguna fricciones surgidas en los últimos años. Además, el presidente ha ejercido un papel importante en todas las acciones emprendidas por los clubes de Segunda División B de Castilla y León, entre las que cabe destacar la consecución de las ayudas de la Junta de Castilla y León, hoy extendidas al resto de deportes.

En el haber del anterior presidente hay que colocar, en primer lugar, el no haber conseguido el ascenso a Segunda División A, algo, por otra parte, muy complicado para un club del poder económico del Zamora. A José María Casas se le ha acusado de excesivo personalismo, sobre todo, en el área deportiva que ha controlado incluso en la temporada en la que José Ramón Corchado actuó como secretario técnico. Entre sus asignaturas pendientes figura el no haber sido capaz de mantener un equipo base de una temporada a otra y no haber logrado una mayor integración de jugadores surgidos de la cantera en el primer equipo, aunque en los últimos años han sido ya varios los que han tenido su oportunidad.

Casas se va pero continuará siendo el referente durante mucho tiempo para quien le sustituya.