Las ancestrales pastoradas y ramos resurgieron de las cenizas del olvido para poner alma a la Navidad cumpliéndose así una tradición rural que va camino de la extinción en una zona donde la despoblación y la escasez de ganados y pastores hace tambalearse la supervivencia de la vida y la tradición.

El Santuario de la Virgen de la Salud acogía ayer la representación de la Cordera donde brillaron con su presencia los ancestrales y coloridos trajes típicos alistanos acompañando al pastor en la ofrenda de la blanca cordera al Niño Jesús. Alcañices vive la Cordera desde 1987 gracias al trabajo de Antolín Román Losada, Jesús Lorenzo Más y Gonzalo y Manuel Martínez García. Ellos se desplazaron hasta Muelas del Pan para recopilar los textos. La representación brilló en 1998, 1999 y 2000. Luego llegó la triste muerte del olvido hasta 2012 cuando se recuperaba de nuevo.

Tábara y su iglesia de la Asunción fueron de los pocos pueblos y templos de la comarca que contaron el día de Nochebuena con misa de gallo y cordera. La novedad estuvo en que un coro integrado por hombres fue el encargado de amenizarla. En Tola la iglesia de San Félix daba vida a las Pascuas Navideñas con un Belén Viviente y la representación de "La Cordera". Fue la más madrugadora. En este caso la audiencia la pidió una veterana pastora, dando paso a los tres coros, uno de mujeres, uno de niños y niñas y un tercer de mayores mixto. La niñas ataviadas de alistanas ofrecieron los ramos con roscas, dulces y frutas y los pastores le llevaron a San José y la Virgen María sus productos del bosque y matanza: vino, chorizo, nueces y castañas. "Nuestros abuelos y abuelas, madres y padres nos han transmitido una tradición alistana pura que los niños y niñas vamos a preservar" asevera emocionada la niña Rocío Martín Martín.