Ecologistas en Acción ha sacado a la luz una guía para el tratamiento informativo relativo al "lobo y la ganadería", que viene a sumarse a otras iniciativas como "El lobo en los medios de comunicación" o "Posicionamiento y propuestas sobre la conservación del lobo ibérico".

Este colectivo, que integra a más de 300 grupos ecologistas, no solo se ocupa de denunciar "actuaciones que dañan el medio ambiente", sino que también "realiza campañas de sensibilización y elabora alternativas concretas y viables en los ámbitos en los que desarrolla su actividad". En su criterio, el lobo debe tener un tratamiento con expresiones menos "violentas, menos sensacionalismo y sin términos de connotación negativa".

El impacto del lobo en la ganadería extensiva ha movilizado a los ganaderos y a las organizaciones agrarias, especialmente, en aquellos territorios donde el lobo ha llegado en los últimos años causando daños y generando inquietud en el sector. Y lo ha hecho hasta el punto que en estos días técnicos de la Comisión Europea visitan territorios lupinos de Ávila y Zamora, situados al sur del Duero, donde los ataques han roto la tranquilidad del sector y generado una controversia que obligará a Europa a mantener su estatus de no cinegético o, en cambio, a considerar al cánido como una pieza más de caza.

Excesiva burocracia

Excesiva burocraciaPara Ecologistas en Acción la ganadería extensiva "es un sistema de producción que genera alimentos y otros productos de forma sostenible, al contrario que los sistemas intensivos". Subraya que "se trata de un sector importante para mantener la población en zonas deprimidas demográficamente así como los saberes y tradiciones locales ligados al aprovechamiento agropecuario del medio natural". Asegura el colectivo en la guía que "esta actividad favorece la conservación de paisajes y ecosistemas como las campiñas, y si se realiza con una carga y un manejo adecuado, y puede realizar también una importante labor de dispersión de semillas y fertilización de campos". Reconoce, además, que "el sector de la ganadería extensiva se encuentra con importantes problemas socioeconómicos y con dificultades propias del mundo rural como la falta de relevo generacional, el envejecimiento y la invisibilización del trabajo de las mujeres". También apunta "trabas" que tienen que ver con "la excesiva burocracia y una normativa higiénico-sanitaria no adaptada al manejo en extensivo".

Para Ecologistas en Acción "ni la PAC ni las lógicas de los mercados globalizados favorecen el mantenimiento de la actividad ganadera arraigada en el territorio y adaptada a sus recursos". Añade, asimismo, que "se está dando un declive en el número de explotaciones en extensivo de ganado menor, pero no así en el volumen total de reses ni en la superficie dedicada a este uso".

De hecho, indican "muchos análisis señalan la perversidad de estos fondos agroambientales para la conservación de la biodiversidad".

Para Ecologistas en Acción "la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva es posible y se viene practicando por un amplio número de ganaderos desde hace décadas en zonas donde la presencia del lobo se ha mantenido de forma ininterrumpida". Ponen de manifiesto que "muchas explotaciones conviven con el lobo sin ataques o con daños muy reducidos, gracias a la utilización de perros mastines, el pastoreo, el uso de cerramientos, la recogida del ganado por la noche y el uso de pastores eléctricos".

También hacen hincapié en que "parte de los daños atribuidos al lobo son producidos por perros asilvestrados, errantes o domésticos". Sobre este particular, reconocen en el documento que "discernir si un ataque ha sido realizado por lobos o por perros es complejo, a menos que se utilice un análisis de ADN". Precisan que "en algunas zonas se ha comprobado, utilizando estas técnicas moleculares, que un importante porcentaje de daños achacados a los lobos eran en realidad ocasionados por perros".

Ecologistas en Acción justifica esta guía en que "la propia Estrategia para la conservación y la gestión del lobo, elaborada por el Ministerio de Medio Ambiente, reconoce que los conflictos relacionados con el lobo son muchas veces magnificados en los medios de comunicación". Afirma el colectivo que "este hecho puede producirse por sensacionalismo, por desconocimiento o por hacerse eco de campañas articuladas desde grupos interesados de presión". Exponen, además, que "se ha demostrado que el número de noticias en los medios de comunicación no mantienen una relación proporcional con el número y cuantía de los daños".

Ecologistas en Acción sostiene que "esta amplificación del conflicto tiene como consecuencia que se produzca un aumento en la presión sobre la especie y se reduzca su población, muchas veces como medida para apaciguar los ánimos". Indica, además, que "los controles de la población de lobos se realizan pese a no estar científicamente probado que la eliminación de ejemplares tenga como consecuencia directa la disminución de daños al ganado".