Las nutrias del Lago de Sanabria no miran con buenos ojos el turismo veraniego que invade el hábitat donde nadan y bucean a placer hasta que llegan los calores y el cuenco fluvial se convierte en el escenario más concurrido de la provincia de Zamora. Las nutrias hacen las maletas cuando miles de personas entran en su espacio ansiosos de disfrute y recreación.

En estos meses de gran afluencia de bañistas, nadadores y paseantes por las orillas del gran lecho fluvial las nutrias huyen del bullicio y prefieren mudarse a otros lares, incluso hacia las lagunas y charcas de la sierra donde salen adelante "engullendo sapos, ranas, peces" y otros platos de la naturaleza a los que consiguen echar el diente.

Que el turismo tiene un impacto negativo para las nutrias del Lago es una evidencia comprobada por los biólogos Javier Morales y Miguel Lizana, que llevan más de dos décadas siguiendo de cerca la evolución de una especie que está en expansión territorial en toda en la provincia y en toda la comunidad.

"La masificación del turismo veraniego puede constituir una barrera etológica que limite los movimientos de dispersión y de campeo de las nutrias del valle, donde la especie se asienta durante todo el año y presenta poblaciones estables desde hace décadas". Es una de las conclusiones de la investigación realizada por Morales y Lizana. Señalan, además, que "existe una gran discrepancia entre el hábitat potencial que presentan las orilla del Lago (su disponibilidad trófica y de refugios) y el nivel actual de presencia de nutrias que, por otra parte, es moderada pero continuada en el resto de la red fluvial".

Un campamento rico en peces y presas, y con primordiales refugios sería el hábitat soñado para una especie juguetona que gusta de vivir en plena armonía con la naturaleza.

Los investigadores subrayan que "las perturbaciones que produce la actividad turística en las playas parecen repercutir de forma negativa, desde hace décadas, en el poblamiento lutrino del Lago, durante gran parte del año". Resaltan, además, que" a consecuencia del turismo masivo, disminuye la densidad de nutrias y se da una menor ocupación de las orillas del Lago".

Ponen de manifiesto que "en el Lago de Sanabria no existe la posibilidad de estudiar las nutrias mediante huellas, debido a la elevada cobertura herbácea de las orillas, la textura arenosa gruesa de las playas existentes, las oscilaciones del nivel del agua y la acción del oleaje".

Los estudiosos recurrieron a la localización de indicios en los diferentes tramos de observación fijados en el turístico cuenco. Un total de cuatro transectos. Conforme a tales indicios, la realidad es que las nutrias gozan del Lago desde enero a mayo, muy especialmente en tres primeros meses del año, para luego quedar de un modo casi testimonial en los meses en que el escenario es el gozo y recreo de los bañistas y turistas, para retornar en el mes de septiembre a sus feudos a seguir viendo a sus anchas.

Javier Morales hace hincapié en que "no es un animal gregario y, cuando el Lago es una piscina y su entorno un campamento de voces, ruidos y de gran movimiento humano se traslada a otros puntos, más hacia la cuenca del Segundera que a la del Tera".

Otra observación de los investigadores es que la nutria "también ocupa zonas donde se ha instalado el visón americano, pero sin llegar a echarlo".

Morales subraya que "el turismo como fuente de impacto para las nutrias, a través de la destrucción del hábitat, es una cuestión mencionada en numerosos países mediterráneos en el Plan de Acción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Es un impacto derivado tanto de las molestias en las áreas ocupadas como por la alteración de las riberas y la calidad del agua devenida de las infraestructuras asociadas".

El Parque Natural del Lago de Sanabria recibe todos los años varios centenares de miles de personas (más de 600.000 turistas) con marcada aglomeración en los meses estivales y con especial presencia en el Lago de Sanabria.