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El pollo de águila perdicera, "de unos 38 días de edad", y que volará dentro de unos veinte, fue encapuchado al instante "para disminuir al mínimo sus reacciones". Luego fue ascendido hasta el lugar del marcaje en el interior de una bolsa deportiva con todas las comodidades y seguridades. A la sombra de un árbol y sobre una amplia manta, Javier García, Olga Alarcia y José Jambas procedieron al manejo de mediciones del pollo, (pesó 1,450 kilos), a la medición de plumas, garras, pico, a la extracción de sangre para analizar si existen plumbismo u otras enfermedades y a la recogida de muestras de saliva para comprobar si padece "trichomonas", que suelen sufrir algunas aves al consumir animales domésticos.

La madre del pollo marchó de caza poco antes de iniciarse el descenso y la caza suele ocuparla varias horas. Que es efectiva en la predación lo demuestra la aparición de "restos de arrendajo, corneja y lagarto" aparecidos en el nido.

Víctor García señaló que el nido estaba asentado en una gran plataforma que año tras año se va incrementando porque estas aves "recubre las deposiciones y restos con nuevas capas de ramas", de forma el que nido se adquiriendo mayor volumen. Hizo referencia a que uno de los peligros es que otras grandes aves, como los buitres leonados, se apoderen del lugar.

Javier García, por su parte, destacó la importancia de marcar a las crías a esta edad, y no unas semanas más tarde "porque entonces se corre el peligro de que el ejemplar, al verse en peligro, se lance al vacío" y en un lugar como el arribanzo es una fatalidad.

El proceso fue seguido con interés por el jefe del servicio de Medio Ambiente de Zamora Casto López Cañibano, y por la directora del Parque Natural Arribes del Duero Ana Martínez, que resaltó el hecho de que la Fundación Iberdrola financie este Plan de Conservación "porque sería imposible en estos momentos llevarlo adelante por la falta de dinero de la Administración". La empresa eléctrica justifica esta colaboración en su compromiso "con la protección del medio ambiente, la sostenibilidad y los proyectos de investigación y conservación de la biodiversidad, en colaboración con organizaciones de prestigio" como la Sociedad Española de Ornitología Seo/BeridLife. También se contó con la colaboración de agentes medioambientales.

En Plan puesto en marcha, según especifica la Dirección del Parque, también contempla "el seguimiento de la reproducción de las distintas parejas de águila perdicera en Arribes del Duero y en las Zonas de Especial Protección para las Aves (Zepa) de Cañones del Duero con el objetivo no solo de comprobar la presencia o ausencia de individuos en los territorios, sino el seguimiento de la reproducción, la identificación individualizada de los componentes de cada pareja, la detección de comportamientos anómalos o abandonos temporales del territorio por parte de los individuos y la valoración de los métodos de alimentación suplementaria".

Otro de los cimentos del Plan "es el aporte de recursos tróficos para el águila perdicera". En tanto no se corrija el reforzamiento de las poblaciones de las especies que son su presa, Medio Ambiente considera "necesario evitar por todos los medios la pérdida de más parejas reproductoras, utilizando incluso técnicas tan poco naturales como la alimentación suplementaria". Según la Dirección del espacio protegido se realizará aporte de recursos tróficos "a nueve de las 14 parejas" de Arribes. Este aporte será "en posadero y consistirá principalmente en conejo doméstico de color gris y, puntualmente, paloma doméstica".