La búsqueda de Antonio Arias Canas, de 94 años y desaparecido de Ferreras de Arriba el pasado día 5, movilizó ayer a 150 personas en un amplio dispositivo de vecinos, voluntarios y efectivos de diferentes cuerpos policiales y de socorro que se desplazaron desde las comarcas de Carballeda, Sanabria y Aliste, junto con unidades especializadas de Zamora. Poco antes de las nueve de la mañana llegaban a la plaza de la iglesia los dos primeros vecinos desplazados desde Otero de Bodas, pueblo en el que el Antonio Arias tiene una sobrina. Además del nutrido grupo de vecinos y familiares, participaron allegados de Ferreras de Abajo, Otero de Bodas, Mombuey, Villanueva de Valrojo, Ferreras de Arriba, entre otros. La Guardia Civil desplegó las patrullas de la zona de Sanabria, Carballeda y Aliste, agentes motorizados del Servicio de Protección de la Naturaleza y de la Unidad Cinológica de Zamora. El dispositivo contó con los miembros de la Consejería de Medio Ambiente de la Sierra, voluntarios de Protección Civil de Alcañices y de Cruz Roja, bomberos del Consorcio Provincial de Rionegro y el Equipo de Búsqueda y Rescate de Alcañices con unidades caninas de rastreo.

Las dos primeras patrullas de la Guardia Civil tomaban posición a un lado de la plaza minutos antes de las nueve de la mañana.

Los familiares del desaparecido, Timoteo Sarda y Jorge Sarda, cotejaron sobre un plano con los responsables de la Guardia Civil los puntos desde los que rastrear con este amplio contingente humano. Otro grupo reducido de personas rastreaba de nuevo el río por si la crecida de estos días hubiera sacado a la superficie algún indicio. Los agentes del Seprona se internaban en la zona de pinar contigua a la señalada para su recorrido a pie.

El punto de partida del amplio grupo se estableció en el cruce de Las Tarabillas y Urrieta Las Llamas, precisamente en el paraje donde desapareció, según todos los indicios, el vecino Antonio Canas. Las informaciones facilitadas a la familia por la Guardia Civil, según los informes de la policía Judicial y Científica, ratifican que las prendas encontradas en esta zona a las pocas horas de la desaparición son suyas, ya que en un primer momento se suscitaron dudas a raíz de los testimonios recabados entre los vecinos.

Con dos grados de temperatura y un día relativamente bueno de visibilidad aunque meteorológicamente inestable por el miedo a la niebla que a primera hora cubría parte del término, se pudo completar la batida desde los pinares de La Solana hasta la Peña Valdeloso, una zona habitual de cría de la fauna.

La zona barrida presentaba áreas donde era fácil transitar aunque había otras, donde la altura de la maleza que llegaba casi al metro y medio de altura dificultaba considerablemente el avance y la visualización de cualquier indicio. Los más expertos pedían otear con calma y detenimiento las manchas de arbolado y matorral, pozos y barrancos, por si Antonio hubiera buscado refugio o se hubiera caído accidentalmente. Tantos días de desaparición socavaban ya el ánimo de la familia quien esperaba encontrarlo para poder poner punto final a 25 días sin noticias. También mina la paz y la esperanza de sus convecinos en unas fechas señaladas como estas. Por la tarde se suspendió la búsqueda. Las esperanzas estaban repartidas entre quien pensaba que iba a aparecer y quien creían que era poco más que «un milagro» poder encontrarlo. «Vas a dormir y ni duermes ni estás tranquilo porque no haces más que pensar dónde se puede haber metido» trasladaba su sentir Timoteo Sardá. La Sierra de la Culebra se negó ayer de nuevo a desvelar el paradero de Antonio Arias, aunque la Guardia Civil mantiene para hoy nuevos rastreos por la zona.