La población de Carbellino de Sayago vivió ayer una jornada de memoria y rescate de la tradición alfarera con el desarrollo de una pluralidad de actividades relacionadas todas ellas con uno de los oficios destacados antaño en la localidad. Para ello contó con el protagonismo de los propios habitantes, de la Asociación para la Defensa del Paisaje «El Cigüeñal», organizadora de los actos, y la participación de estudiosos del sector de barro.

La jornada inició su andadura con la limpieza de dos hornos próximos al Humilladero, que fueron despojados de toda basura, maleza y suciedad. En esta tarea tomaron parte unas veinticinco personas.

Pendientes de que llegue un bloque de granito, se dejó para más adelante la colocación de los paneles informativos sobre cómo era la cocción en los hornos así como una placa de cerámica en homenaje a las alfareras de Carbellino, diseñada por Nuria Martín, de Gamones. En ella constan los nombres de 16 artesanas de las que hay memoria, pero han aparecido otros nombres y está previsto instalar otra placa para completar la relación de alfareras.

Otro de los actos estelares de la jornada tuvo lugar en el saló cultural con la inauguración de la exposición «Del Cántaro a la Barrila. La Alfarería de Carbellino de Sayago». Consta de un centenar de piezas aportadas por vecinos, hijos de alfareras, amigos. Son grandes baños, cántaros, barrilas, coladores de manteca, huchas y una gran variedad de elementos pero con especial estampa de piezas propias de una alfarería de agua. También recoge fotografías de las últimas artesanas, las hermanas María y Pilar, prestadas por el Museo Etnográfico, y que son fotos de Carlos Piñel, que también ayer estuvo presente en Carbellino.

Además, la Asociación «El Cigüeñal» ofreció información sobre los pormenores del tradicional oficio. «Fue un momento emotivo y entrañable» expresa Tránsito.

La mañana se completó con una mesa redonda que contó con la presencia de Herminio Ramos, Ramón Mª Carnero, Julián Santos y las alfareras y ceramistas Nuria Martín, de Gamones, y la benaventana Almudena. Al tiempo que unos y otros estudiosos desgranaban la vida y la historia de la alfarería, la artesana Teresa Ballesteros, de 87 años, dio unas clases prácticas sobre el oficio y sacó adelante unos cacharros haciendo uso de la torneta antigua, con el sistema de urdido. Fue una tarea que despertó las emociones y arrancó los aplausos de la concurrencia. Los integrantes de la Asociación Cultural Cruz de los Burbujos, de Carbellino, también colaboró en el desarrollo de la jornada ayudando a montar la exposición y ofreciendo una comida servida en los ámbitos del frontón, y nutrida a base de hornazo, tortilla y vino.

Una actuación de música tradicional y más animación folclórica y danzas ambientaron las horas de la tarde de día dedicado en cuerpo y alma a la alfarería de Carbellino de Sayago. Tránsito señaló que el objetivo es que no se pierda la memoria de las alfareras y, si fuera posible, que resucitara.