No hay cereal en Castilla y León. No hay grano en el antiguo granero de Europa. ¿Y por qué no hay trigo y cebada? En general porque se siembra menos debido a que no es rentable (al menos a los precios de los últimos años) y porque en estos momentos hay almacenistas que están especulando y han retirado de la circulación miles de toneladas para aprovecharse de la previsible subida de cotizaciones hasta la recogida de cosecha en Europa, con la principal referencia puesta en Rusia. Los fabricantes de piensos compuestos de la región van a importar alrededor de 60.000 toneladas para mantener su ritmo de transformación, pero es previsible que esta cantidad aumente porque la especulación crece como la espuma, más que la levadura del pan.

Está muy caro el cereal, está muy caro el cereal. Esa es la cantilena de los últimos meses. Quietos parados, que no es para tanto. Hasta hace dos años el precio del trigo estaba en guarismos de hace cinco lustros. Ahora ronda los 21,6 céntimos kilo. Tampoco es un precio de escándalo, digo yo. Ahí va un dato: ¿cuánto cuesta un kilo de pan? (¿) Un euro y pico, hasta dos euros en muchas tiendas si calculamos sobre distintos formatos. ¿Y cuánto trigo lleva un kilo de pan? Un 15, un 20%, por ahí. Más el agua, la levadura y lo que le echen. Otro dato, que lo he repetido no sé cuantas veces: hace cerca de cincuenta años los panaderos devolvían tantos kilos de pan como de trigo recibían de los agricultores. ¿Qué ganaban? El agua y la romana. Ahí tienen la diferencia, ahí está la inclinación de la balanza en favor del sector transformador y en perjuicio del sector primario. Esa es la explicación principal de que unos hayan ido hacia arriba y otros hacia abajo.

Para quien, de verdad, está caro el cereal es para los ganaderos que están pagando más que nunca los piensos compuestos, sobre todo por el encarecimiento del proceso transformador.

Lo que ocurre, y así hay que decirlo, es que lo que no se paga como debiera es la carne, la leche, las producciones ganaderas en general. Hay subsectores de la actividad pecuaria que están dando pérdidas. La explotación caprina, por ejemplo. Cuanto más leche vendes, más pierdes. Qué locura, verdad, pues así es.

Estamos viviendo tiempos difíciles, de indefinición y de confusión. El campo, a pesar de especuladores, de defraudadores, de vagos y de algún jeta que otro, debe convertirse en un sector-refugio. La crisis debe poner a cada uno en su sitio. Y el que produce alimentos debe estar arriba, en lo más alto.

Castilla y León es la región española con más territorio, la comunidad europea con más superficie. Ahora más que nunca castellanos y leoneses tenemos que reivindicar nuestras señas de identidad, mirar al agro no como sector pasivo, cuenco de subvenciones multimillonarias, sino como actividad de futuro, capaz de generar empleo de la mano de la agroalimentación. Arrinconemos de paso a especuladores y sinvergüenzas, ya está bien de hacer daño a agricultores, ganaderos y ciudadanos en general.