«¿Me puedes prestar 10 euros?, soy el nuevo secretario y no llevo dinero encima». Y el hombre, aunque desconocía que hubieran cambiado al secretario del pueblo, se fía de la palabra, le da el billete y hasta luego. Cuando se quiere dar cuenta, el confiado fiador ya se ha convertido en una nueva víctima de este particular timador que, haciéndose pasar por el nuevo funcionario al cargo del Ayuntamiento de su pueblo, levanta el dinero que puede.

No son cantidades excesivas, entre 10 y 20 euros cuentan algunas de las víctimas, pero aborda a cuantos puede, generalmente en Zamora, fuera del entorno del pueblo para evitar ser pillado «in fraganti». Y cuando los generosos prestadores comentan la «jugada» se dan cuenta de que el secretario sigue siendo el mismo y el habilidoso timador, un hombre joven, ha conseguido el objetivo.

El hasta ahora desconocido «timo del secretario» ha llegado a la provincia de Zamora. Y en algún pueblo tal ha sido la alarma y desconfianza de los responsables municipales que hasta han colocado un escrito en el edificio consistorial advirtiendo a los vecinos para que no caigan en el engaño.

Según ha podido saber este diario, en alguno de los pueblos, el timador dio sus primeros golpes hace un año, pero de repente dejó de actuar y cuando en los vecinos se habían olvidado del caso, se han encontrado de nuevo con la sorpresa y en los últimos días ha vuelto a las andadas. Los argumentos para justifica la petición de dinero van, desde que no tiene suelto o no que no le funciona la tarjeta para poder acudir al cajero, o simplemente que se ha dado cuenta de que iba «sin un duro» en el bolso. Y es así como, poco a poco, pasito a pasito, ha conseguido engañar a algunas personas.

El asunto trae de cabeza a los afectados. Se piensa que es una persona que conoce a los vecinos de los pueblos porque en algunos casos les abordó por su nombre y desde luego saben que son de ese municipio, al que hace referencia como si fuera de allí. Y si no se trata de una persona ligada al pueblo entonces se sospecha que tiene un enlace que le informaría de todos los datos y serviría en bandeja a sus víctimas.

Sea como fuera, el caso es objeto de comentarios vecinales y de barra de bar, como también de elucubraciones sobre quién puede estar detrás de tan singular engaño.